Por Richard Espinosa
Locutor y Comunicador
En la República Dominicana, la educación técnico profesional ha sido, por décadas, una vía segura para que miles de jóvenes y adultos encuentren una oportunidad laboral o desarrollen su propio emprendimiento. Sin embargo, el mundo cambió. Hoy, el mercado laboral no solo demanda técnicos competentes, sino profesionales capaces de entender y aplicar la tecnología como parte natural de su quehacer diario.
Por eso, ha llegado el momento de dar un paso firme hacia el futuro: integrar de manera transversal la Inteligencia Artificial (IA), la Programación y el Big Data en todos los programas de formación técnico profesional del país.
No se trata de convertir a todos los estudiantes en ingenieros de software o científicos de datos, sino de ofrecerles las herramientas necesarias para desenvolverse en un entorno laboral profundamente digitalizado. En la actualidad, un técnico en refrigeración puede utilizar sistemas inteligentes para diagnosticar fallas; un chef puede apoyarse en análisis de datos para conocer las preferencias de sus clientes; un electricista puede automatizar procesos con pequeños programas.
Estas competencias la lógica de la programación, la comprensión de los datos y la visión que ofrece la inteligencia artificial ya no son opcionales, son el nuevo lenguaje del trabajo y la innovación.
Si queremos una República Dominicana más competitiva, debemos formar técnicos y emprendedores con una mentalidad digital, capaces no sólo de adaptarse, sino de liderar el cambio tecnológico. El país necesita jóvenes y adultos que sepan usar la tecnología para crear soluciones locales, fortalecer sus negocios y generar empleo.
Por eso, la integración de la IA, la programación y el Big Data en la educación técnica no debe verse como un lujo, sino como una necesidad nacional. La transformación productiva, la innovación y la sostenibilidad de nuestras empresas dependen de técnicos preparados para entender y aplicar la tecnología en su día a día.
Es tiempo de que las instituciones de formación profesional y los politécnicos, asuman este reto como una prioridad estratégica. No basta con enseñar a usar herramientas digitales: hay que enseñar a pensar tecnológicamente, a analizar, a crear y a innovar.
El futuro del trabajo ya está aquí. Si no adaptamos nuestros programas formativos, estaremos preparando a nuestros jóvenes para un mundo que ya no existe. Pero si apostamos por integrar la inteligencia artificial, la programación y el Big Data en la educación técnica, estaremos formando una generación capaz de construir el país que sí queremos: productivo, moderno y con oportunidades para todos.

