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Numerosas sociedades científicas advierten del riesgo de infertilidad tanto en mujeres como en hombres con sobrepeso

Altice

Por SAMUEL A. PILAR

Numerosos estudios científicos han revelado la estrecha relación que existe entre obesidad e infertilidad en ambos sexos. En mujeres, el exceso de peso puede contribuir a aumentar los problemas de ovulación y a alterar los períodos menstruales, al mismo tiempo que incrementa las probabilidades de ofrecer una peor respuesta a los tratamientos para la infertilidad. Las gestantes con sobrepeso u obesidad tienen también más riesgo de sufrir un aborto espontáneo, además de otras muchas complicaciones durante el embarazo. En hombres, entre otros efectos, se producen cambios hormonales que disminuyen el apetito sexual y afectan directamente al control de su ciclo reproductivo.

El impacto de la obesidad en la fertilidad se da en ambos sexos, pero en la mujer se detecta más fácilmente por las consecuencias directas sobre el ciclo menstrual, que son más visibles y la llevan a consultar antes con el especialista. A nivel general, la infertilidad en la población femenina española que tiene entre 30 y 49 años es del 17,5%. De ellas, no se sabe el porcentaje exacto relacionado con el sobrepeso, pero se estima que la probabilidad de tener problemas de fertilidad es hasta un 30% más alta cuando hay exceso de peso. Un indicador representativo es que casi una cuarta parte -un 23%- de las mujeres que se someten a técnicas de fertilización in vitro padece sobrepeso u obesidad.

“Se calcula que por cada unidad de incremento del índice de masa corporal (IMC) normal, la posibilidad de embarazo espontáneo disminuye un 5% al año”, declara a RTVE.es Sonia Lobo Martínez, ginecóloga de la Unidad de Reproducción Humana del Hospital La Paz, quien recalca que “la posibilidad de gestación disminuye más cuanto mayor es el IMC y sobre todo si los IMC son elevados, tanto en el varón como en la mujer”.

Ayuda a mujeres con obesidad que quieran ser madres
Seis sociedades científicas de endocrinología, obesidad y ginecología han advertido que la obesidad puede duplicar el riesgo de infertilidad y han reclamado priorizar en la lista de espera de cirugía bariátrica a las mujeres mayores de 35 años con obesidad grave e infertilidad. Son la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN); para el Estudio de la Obesidad (SEEDO); de Ginecología y Obstetricia (SEGO); de Fertilidad (SEF); de Dietética y Nutrición (SEDYN) y la Asociación Española de Urología (AEU) que han suscrito un posicionamiento conjunto para consensuar un abordaje común de este problema.

Este grupo de especialistas propone priorizar en la lista de espera de cirugía bariátrica a las mujeres con obesidad grave e infertilidad que tengan más de 35 años, al mismo tiempo que reclama recursos desde el Sistema Nacional de Salud para la creación de unidades multidisciplinares que aborden la obesidad tanto a nivel hospitalario como de atención primaria. Igualmente, emplazan a reducir las listas de espera de cirugía bariátrica -según los datos de los que disponen, hay aproximadamente 11.000 personas esperando-, así como a valorar la financiación de los nuevos fármacos que prometen ser decisivos en la lucha contra la obesidad.

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“La salud metabólica de la mujer es realmente importante para afrontar el embarazo, no solo para solucionar el problema de fertilidad. Hoy somos conscientes de que esa obesidad no es un asunto estético, ya que la masa grasa está muy implicada en cambios hormonales que complican la fertilidad de la mujer y del hombre”, asegura a RTVE.es Cristóbal Morales, endocrinólogo del grupo Vhitas en el Hospital Virgen de la Macarena de Sevilla y vocal de SEEDO, una de las sociedades firmantes del documento.

Este experto explica que los problemas relacionados con el exceso de peso se producen antes, durante y después del embarazo, ya que el útero “es la primera incubadora, la primera cuna”, y si la salud metabólica del útero no es buena, y la madre llega al embarazo con diabetes o con exceso de grasa, “ese niño tiene más posibilidades en un futuro de que viva con obesidad, porque la epigenética cambia sus genes y hace que sea más propenso a ser un niño obeso o con diabetes en un futuro”.

En cuanto a los hombres, que representan entre el 20% y el 50% de los casos de infertilidad de pareja, la obesidad también podría jugar un papel relevante. Aunque la calidad del esperma también puede verse alterada, el principal problema no estaría ahí, sino a nivel hormonal. Los estudios científicos apuntan cada vez con mayor fuerza a un efecto de hipogonadismo, que se traduce en una menor secreción de hormonas sexuales.

“Antiguamente se pensaba que la masa grasa era un mero almacén de energía, pero ahora sabemos que también es una auténtica fábrica de hormonas que alteran todo el metabolismo. Uno de los efectos que puede generar es un menor apetito sexual, y también disminuyen las hormonas de la hipófisis, que controlan el ciclo reproductivo masculino”, detalla Cristóbal Morales, para subrayar que el hombre “también se tiene que cuidar” antes de plantearse el embarazo junto con su pareja.

Sonia Lobo Martínez, quien coordina el grupo de interés de endocrinología reproductiva de la Sociedad Española de Fertilidad, explica por su parte que “la obesidad en el varón puede afectar a la fertilidad a diferentes niveles, ya que los pacientes obesos padecen más frecuentemente disfunción eréctil; presentan unos menores niveles de testosterona en sangre y en ellos aumenta la temperatura escrotal, lo que ocasiona un daño del ADN de los espermatozoides y aumenta la producción de radicales libres en el semen. Todo ello explica que tengan menor número de espermatozoides y con menor movilidad que los varones con normopeso”.

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Un problema sanitario de primer orden
Las sociedades científicas que reclaman este abordaje del impacto de la obesidad en la fertilidad recuerdan que el exceso de peso es un problema sanitario de primer orden, puesto que en mayor o menor medida afecta a la mitad de la población española. A esta cifra tan preocupante ha contribuido el cambio de hábitos sociales que se ha producido en las últimas décadas, lo que ha propiciado un mayor sedentarismo y estrés, consumo de alimentos procesados o alteraciones del sueño.

“Todo esto hace que nuestros genes tengan más tendencia al aumento de peso, a engordar y a desarrollar obesidad. Por eso tenemos que poner mucho el foco en la prevención desde la guardería, desde los colegios. Aunque también en el diagnóstico, porque la obesidad es una enfermedad infradiagnosticada; y en el tratamiento, que tiene que ser personalizado”, expone Morales.

Este endocrinólogo destaca asimismo la importancia de los nuevos medicamentos contra la obesidad que están en desarrollo, y que “van a aparecer dentro de tres, cuatro o cinco años”. “Van a ser fármacos revolucionarios”, adelanta, y explica que, según se desprende de los resultados de los ensayos clínicos que ya están en marcha, con ellos se puede obtener una pérdida de hasta el 23% del peso corporal.

Factores que pueden afectar
Relacionados en buena medida con el cambio de hábitos sociales, Sonia Lobo apunta a una serie de factores que también pueden afectar a la función reproductiva, como por ejemplo la presencia de un IMC por debajo de lo normal, ya que “a las pacientes excesivamente delgadas a veces les cuesta más conseguir el embarazo por problemas ovulatorios, y una vez embarazadas presentan más riesgo de aborto, de bajo peso al nacer y menos tasa de nacidos vivos”. Ante el problema de las dietas restrictivas, así como del abuso de comida rápida y de precocinados, esta ginecóloga recomienda “una dieta mediterránea variada, el consumo diario de frutas, verduras, legumbres y frutos secos; disminuyendo el consumo de grasas y azúcares refinados”.

También pone énfasis en hacer ejercicio, aunque de manera moderada. “Tanto el sedentarismo como el ejercicio físico excesivo pueden afectar negativamente a la fertilidad”, mantiene, y recalca que “el excesivo culto al cuerpo puede producir también alteraciones endocrinas que alteren la ovulación y empeoren la calidad del semen, dificultando la posibilidad de conseguir un embarazo”.

Finalmente, alerta sobre el efecto negativo del consumo excesivo de alcohol, café y otras sustancias tóxicas, como cannabis o cocaína; así como de medicamentos anabolizantes o ciertos fármacos anticalvicie. “Los factores ambientales afectan la capacidad reproductiva tanto en la mujer como en el varón, pero es importante destacar que estos factores, a diferencia de la edad, son modificables”, enfatiza esta ginecóloga.

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