Por Franklin Rosa
La larga trayectoria académica de nuestro rector Editrudis Beltrán como autoridad universitaria y ex-vicerrector administrativo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo nos indican que está consciente de las debilidades institucionales de nuestra academia y de las crisis permanentes que obstaculizan el avance hacia la excelencia académica. El rector y su equipo que conforman el Consejo Universitario están en plena capacidad por sus conocimientos de superar la grave situación que vive nuestra academia.
Es inconcebible que una de las tareas de los rectores que más tiempo les toman de su agenda sea el obtener la famosa cita con el presidente de turno para ir a pedir todos los años para la UASD, el aporte extraordinario para cubrir su déficit y los recursos para financiar su desarrollo.
El excelente análisis que hizo el maestro Julio César Vargas sobre la ejecución de los aportes extraordinarios o especiales del gobierno a la academia en los años 2020 al 2023, en su artículo: El Agujero Negro del Presupuesto de la UASD. Los datos indican como los gobiernos tratan de justificar mediante este aporte mediocre la violación de la Constitución, al negar la Ley del 5% del presupuesto Nacional para la UASD, usando una Ley de Presupuesto anual del país como el instrumento de violación a la Constitución.
La debilidad institucional que genera el déficit presupuestario por la violación del 5% para la UASD es la principal causa del atraso en la docencia, la investigación, la infraestructura docente y de los programa de formación de posgrado del personal docente, y de la injusticia que se cometen contra el personal docente y administrativo de la UASD.
Es verdad que la actitud de los pasados rectores que no aplicaron las resoluciones del Consejo Universitario sobre la actualización de las pensiones a los ex-funcionarios y los desacatos de los ex-rectores Iván Grullón Fernández y doctora Emma Polanco al no cumplir la Sentencia del Tribunal Constitucional con acciones de negación de derechos, recae sobre sus responsabilidades, las malas gestiones administrativas, y no por limitaciones presupuestarias.
El rector Editrudis Beltrán, como autoridad que vivió esta situación de violación de las resoluciones del Consejo Universitario y de negación de derechos, debe tener la responsabilidad moral de superar esta situación de desacato de la Sentencia del Tribunal Constitucional que favorece a 5 ex-funcionarios de la UASD y de aplicar las resoluciones del Consejo Universitario sobre la actualización de los salarios de los ex-funcionarios.
Actualmente existen las condiciones reales para que el Consejo Universitario nombre una comisión para abordar seriamente con el gobierno la definición del presupuesto de la academia, en base al mandato constitucional de la Ley 5778 del 1961, que consagra el fuero y la autonomía de la UASD. Esta situación de precariedad financiera y dependencia es insoportable para la academia y ocasiona graves daños al desarrollo social y económico de nuestro país.
Si el rector Eritrudis Beltrán no aprovecha el gran apoyo que recibió de la familia universitaria en su elección como rector de la UASD y no aborda la grave situación presupuestaria será una gestión trunca, fallida, más de lo mismo. Y no cumplirá con el aspecto esencial de su programa de gestión, el fortalecimiento institucional.
Comencé mi carrera profesoral, en segundo año de mi carrera 1961. Como ayudante de profesora). Soy Lic en Química industrial.
Los primeros años teníamos un sueldo ( mi esposo también era profesor)que podíamos atender nuestras necesidades y viajar cada año.. La situación comenzó a cambiar . Mi esposo renunció y yo tuve que hacerlo también porque era mejor quedarme en la casa atendiendo las labores del hogar, que seguir como profesora. Lo que ganaba lo necesario. Los solares que pagamos, supuestamente eran para construir nuestra casa y nos descontaban mensualmente. Nadie pudo construir nada. Los poco que conozco que algo le sacaron, los vendieron por poca cosa. Y otros como mi caso tenían una pirámide de la corporación y nunca me lo pagaron. Aún sigo pendiente de este págo.
Atentamente,
Lídice Taváres de Messina