Por JUAN T H
Los ciudadanos debemos tener sentido de la historia, es decir, del tiempo que nos toca vivir dejando una huella como persona o como generación haciendo rodar el carro del desarrollo en un proceso dialectico zigzagueante, pero indetenible, como el río del filosofo Demócrito.
Hay individuos que no les importa el presente, mucho menos el futuro, que saben que están vivos porque hablan, caminan, trabajan y respiran, dejando que los días corran como corren por el bosque las lluvias de mayo, pero no les importa que la lluvia sirva para abonar el pasto y que los frutos que le sirven de alimento crezcan y florezcan. Tienen su propia historia, pero la ignoran.
Esa gente hace historia porque forma parte de un todo, de una generación que produce cambios en el transcurrir del tiempo. No todos los nacidos y formados durante los siglos XVl y XVll dieron luz, no todos los del siglo XVlll dieron el salto que le permitió a la humanidad avanzar venciendo los obstáculos que le imponía el oscurantismo mágico-religioso, la esclavitud y el feudalismo, dando paso al capitalismo y la revolución industrial.
Hay personas que hacen historia sin saber qué hacen historia, que actúan por convencimiento, por conciencia, por educación y formación, dejando que sean las generaciones posteriores las que valoren sus acciones. Tal vez, lo pongo como ejemplo, Juan Pablo Duarte cuando asumió la tarea de fundar una República “libre y soberana de toda potencia extranjera” no tenía una conciencia histórica. Probablemente los independentistas haitianos no tenían conciencia de que estaban haciendo una revolución social de negros contra blancos, antiesclavista, etc. Todo héroe o mártir tiene la conciencia del deber, lealtad a sus valores y principios por los cuales es capaz de dar la vida. La historia está llena de heroísmo, de hechos fortuitos que cambian el rumbo de la historia misma. (¿Cisne negro?) Podría citar cientos, miles de actos heroicos individuales y colectivos en pro del crecimiento y desarrollo de la vida en el planeta durante millones de años, como lo explica el materialismo histórico, resultado del desarrollo y contradicción de las fuerzas productivos y las relaciones sociales en el marco de la lucha de clases.
El ser humano ha demostrado una capacidad enorme para imponerse a las adversidades. La ciencia ha sido el factor catalizador, el elemento fundamental que abrió las puertas del conocimiento permitiendo descubrir cómo hacer “camino al andar” desafiando la madre naturaleza hasta llegar a nuestros días.
(Como podrán notar, me he desviado del tema central. En realidad quería escribir sobre el sentido histórico que deben tener los gobernantes de todos los países del mundo en nuestros días, algo que no siempre tienen. ¿Qué sentido de la historia puede tener un sujeto como Donald Trump, en Estados Unidos o como Bolsonaro en Brasil, dos estúpidos de marca mayor?)
En la República Dominicana no sé cuáles presidentes, incluyendo los dictadores, han tenido esa visión a la hora de ejercer la posición que el destino o las circunstancias pusieron en sus manos. Dudo que asesinos, ladrones, analfabetos y delincuentes comunes puedan tener conciencia plena de sus actos. Me pregunto, ¿tenía Danilo Medina conciencia de sus acciones como presidente de la República? Lo dudo. ¿Está Luís Abinader actuando con sentido de la historia? Creo que sí. De seguir como va, – ¡Ojalá! – la historia no solo lo absolverá, como dijera Fidel Castro cuando el asalto al cuartel Moncada, la historia lo colocará en un pedestal privilegiado.
Para gobernar hay que tener sentido de la historia; el mandatario que no la tenga fracasará y llevará a su pueblo igualmente al fracaso, como lo hizo precisamente Danilo Medina que terminará en el zafacón de la historia. A ese la historia no lo absolverá, al igual que a otros de su estirpe.
(El profesor Juan Bosch y sus alumnos del PLD que ocuparon la presidencia de la República estarán en el panteón de la historia distante uno, de los otros)