El congreso de los Estados Unidos aprobar el nombre de la reconocida folklorista dominicana Normandía Maldonado, fallecida el 6 de febrero 2018 en esta ciudad, al edificio del Servicio Postal (correos) situado en la calle 165 en el Alto Manhattan en reconocimiento a sus aportes al arte, la cultura y el desarrollo de la diáspora.
Maldonado, quien falleció a los 89 años, fue una de las fundadoras del Desfile Dominicano en Nueva York y del primer ballet folklórico con el que mantuvo la vigencia y proyección de los bailes típicos, costumbres y tradiciones de la República Dominicana, incluyendo a niños, adolescentes y jóvenes de la comunidad dominicana.
También abrió el Salón de la Fama de los artistas y creadores dominicanos al que se le concedió un espacio en una pared del consulado dominicano que luego despareció.
El nombramiento aprobado por ambas cámaras congresuales fue iniciativa del congresista Adriano Espaillat, quien por décadas compartió la lucha comunitaria con la folklorista y el apoyo del líder de la minoría demócrata en el senado, Charles Schummer y la senadora por el condado Westchester, Kirsten Gillibrand, quienes en un comunicado aplaudieron la aprobación.
El edificio postal es el 511 Oeste donde miles de dominicanos y dominicanas se benefician de los servicios de correos del Gobierno de Estados Unidos y que tendrá un retrato y una placa conmemorativa en la que se resumirá la obra de Maldonado.
La primera oficina postal con el nombre de un dominicano, honra al soldado del ejército de Estados Unidos Riayan A. Tejeda, abatido durante la guerra de Irak el 11 de abril 2003, y quien vivía en la calle 180 cerca del edificio federal de correos en el Alto Manhattan.
“La Sra. Maldonado fue una verdadera pionera: impulsó y elevó múltiples veces la cultura dominicana a través de su trabajo creativo, activismo y organización comunitaria. Sus huellas se pueden encontrar en toda la diáspora, pero, especialmente, en la ciudad de Nueva York, donde su memoria aún se revela y su trabajo continúa floreciendo e inspirando. Como organizadora, contribuyó decisivamente a erigir la estatua de Juan Pablo Duarte en la ciudad de Nueva York, que se levanta como un eterno recordatorio de los sacrificios hechos durante la búsqueda de la independencia de la nación isleña. También fue una fuerza impulsora detrás del ascenso de la diáspora dominicana dentro del panorama cultural de la música, la danza y el cine. El Centro Cultural Ballet Quisqueya, que inició a fines de la década de 1960, continúa compartiendo y reconociendo la cultura y la música folclórica dominicanas. Ahora, con el nombramiento de la oficina postal de la calle 165, estoy seguro de que los logros y el legado de la Sra. Normandía Maldonado seguirán inspirando a la gente de la ciudad de Nueva York y a la grandiosa diáspora dominicana”, dijo Espaillat.
Schumer señaló que “Normandía Maldonado fue una incansable activista comunitaria y organizadora que dedicó su vida a compartir la rica herencia cultural del pueblo dominicano. Ella exhibió los logros de los dominicanos en las artes y la vida pública a través del Salón de la Fama Casandra Damirón; luchó por la instalación de la estatua de Juan Pablo Duarte; y ayudó a establecer el Desfile Nacional Dominicano. La Sra. Maldonado persiguió sin descanso sus sueños e ideas para la comunidad domínico-estadounidense y su trabajo creó un gran sentido de orgullo entre los dominicanos aquí en Nueva York. El legado de la señora Maldonado sigue vivo en la ciudad de Nueva York a través de la vibrante comunidad domínico-estadounidense y nombrar la oficina postal de Manhattan en el 511 W de la calle 165 en su honor es un tributo apropiado a su profunda vida y su impacto”.
Gillibrand señaló que “Normandía Maldonado es una verdadera giganta entre los neoyorquinos. Como visionaria dominicana, se atrevió a inspirar a su comunidad a soñar en grande, a celebrar todo lo que nos une y a usar las artes como una herramienta para empoderar a los dominicanos de la diáspora aquí en Nueva York y en la isla. Me enorgullece celebrar este reconocimiento en la comunidad a la que una vez ella llamó su hogar”.
Por Miguel Cruz Tejada