El científico Edward Jenner fue el primero en crearlas y gracias a ellas se han salvado millones de vidas. Además, diversas enfermedades han sido erradicadas gracias a las vacunas, por ejemplo, la viruela.
Por eso, es indispensable que se les apliquen a los niños según el esquema del sistema de salud de cada país.
Algunos padres temen que la dosis genere reacciones adversas graves en los pequeños, y aunque son muy poco comunes, es importante saber cómo identificarlas antes de que evolucionen.
¿Por qué las vacunas generan reacciones adversas?
Las vacunas están diseñadas para enseñarle al cuerpo cómo protegerse ante los microorganismos que pueden desencadenar enfermedades graves.
Su función es reforzar el sistema inmune y así prevenir padecimientos dañinos para el organismo y que incluso pueden derivar en la muerte, cómo explica MedlinePlus.
Existen distintos tipos de vacunas pero todas buscan el mismo resultado. Cómo indica Apoorva Mandavilli, reportera experta en temas de ciencia y salud global de The New York Times, estos antídotos tienen el propósito de engañar al cuerpo humano, simulando una infección.
Así, el sistema inmune produce las defensas necesarias y cuando el virus o bacteria sí tengan contacto con el organismo, ya habrá una inmunidad que impedirá que la afección se desarrolle.
Sin embargo, como el cuerpo sí identifica una amenaza, puede generar una respuesta de defensa y causar reacciones adversas como fiebre, malestar general, entre otros efectos negativos. Pero, esto es poco común y suelen desaparecer al cabo de unos días.
Reacciones leves a las vacunas
- Dolor, enrojecimiento e inflamación en el área donde aplicó la inyección.
- Irritabilidad.
- Fiebre baja que dura, aproximadamente, un par de días.
Estos síntomas desaparecen por sí solos, pero pueden administrarse analgésicos que ayuden contra el malestar. Es recomendable pedir asesoría al pediatra de los infantes.
Signos que indican una consecuencia de seriedad
Si tu hijo o hija presenta alguno de estos signos, es primordial consultar a un médico cuanto antes para contrarrestar los efectos.
- Sangrado: Es poco factible, pero algunos niños manifiestan sangrado en encías, heces u orina. Así como aparición de moretones, esto se debe a una disminución en las plaquetas.
- Fiebre de 40 grados centígrados o más.
- Sarpullido.
- Náusea y vómito.
- Inflamación de los ganglios linfáticos.
- Llanto incontrolable.
Y si el niño experimenta cualquiera de los siguientes síntomas, es esencial llamar a los servicios de emergencia o llevarlo a un centro de salud.
- Pérdida del conocimiento (desmayos).
- Palidez o debilidad extrema.
- Dificultad para respirar.
- Convulsiones.
Cómo esclarece el Comité Asesor de Vacunas (CAV) de la Asociación Española de Pediatría (AEP), esta clase de efectos adversos ocurre de forma muy rara, es decir, los casos son mínimos. Además, las vacunas son cada vez más seguras.
En conclusión, esto no debe ser un motivo para no seguir el esquema de vacunación infantil, pues estas invenciones ofrecen más beneficios que riesgos y evitan enfermedades que pueden ser una severa amenaza para la vida.