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En EE.UU. continúa el recuento de votos y en algunos estados la brecha entre el republicano Donald Trump y el demócrata Joe Biden es tan pequeña que, aunque ya se han procesado casi todas las papeletas, aún no está claro quién se llevó la victoria.

Altice

Este miércoles, Trump declaró que hay “fraude” en las elecciones y señaló que está dispuesto a dirigirse a la Corte Suprema para que detenga “toda la votación” y prevenir que se hallen nuevas “papeletas a las cuatro de la mañana”.

La campaña de Biden, por su parte, tachó de “indignante, sin precedentes e incorrecta” esta declaración de Trump y prometió oponerse a los intentos de frenar el conteo de votos.

Pero, ¿podría Trump realmente resolver el resultado de las elecciones en la Corte Suprema?

Qué tiene que ver la votación por correo con esto

La noche del martes se dio a conocer que Trump ganó en estados importantes como Florida y Ohio, así como en Iowa y Texas. Biden, por su parte ganó en ArizonaMíchigan y Wisconsin. No obstante, aún se esperan los resultados de otros estados clave como Carolina del Norte, Georgia y Pensilvania.

El conteo se ve dificultado por el hecho de que, debido a la pandemia de coronavirus, un número récord de estadounidenses votaron por correo y las papeletas enviadas el 3 de noviembre tardaron en llegar a las comisiones electorales. Con ello, se sabe que los demócratas eran mucho más propensos que los republicanos a enviar las papeletas por correo en lugar de votar presencialmente el día de las elecciones.

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Previamente, los demócratas presionaron para que al menos 10 estados extendieran sus plazos para aceptar papeletas por correo mientras los expertos advertían que los votos enviados cerca del 3 de noviembre podrían llegar demasiado tarde para ser contabilizados, recoge Politico.

Los republicanos, por su parte, desafiaron estos cambios, argumentando que los funcionarios electorales y jueces locales estaban cambiando las reglas en el último momento, e insistieron en que no había forma de probar que todas las papeletas que llegaran tarde hubieran sido enviadas por correo antes de las elecciones. Como resultado, los republicanos lograron ganar estas demandas en algunos estados, pero en otros no consiguieron hacer prosperar sus quejas, especialmente en Pensilvania, que permite una extensión de tres días para recibir y contar los votos por correo.

El martes, el equipo de Trump estuvo trabajando en demandas para bloquear las papeletas que llegan después del día de las elecciones, a pesar de que ya pidieron sin éxito a la Corte Suprema que rechazara la extensión en Pensilvania. Mientras tanto, los demócratas presionan para que los estados esperen los votos pendientes.

Y en la Corte Suprema, ¿qué?

Trump declaró reiteradamente que los votos no deben contarse después del día de las elecciones. De hecho, durante varios meses el actual inquilino de la Casa Blanca trató de vincular la votación por correo con el fraude y predijo más de una vez que las elecciones terminarían en la Corte Suprema.

En septiembre, Trump nominó a la jueza conservadora Amy Coney Barrett para ocupar el puesto vacante en la Corte Suprema, tras la muerte de Ruth Bader Ginsburg. Entonces, el mandatario declaró que quería que la candidatura para reemplazar a Ginsburg fuera aprobada antes de las elecciones del 3 de noviembre.

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La semana pasada, el Senado de EE.UU. confirmó a Barrett como jueza asociada de la Corte Suprema, asegurando así una mayoría conservadora de 6-3 que puede ayudar a Trump en cualquier caso relacionado con las elecciones.

No obstante, la presencia de Barrett en la Corte Suprema no puede garantizarle nada a Trump, ya que la jueza podría abstenerse de escuchar cualquier caso relacionado con las elecciones debido a un conflicto percibido.

Además, la Corte Suprema es el tribunal de apelación de última instancia en EE.UU. y tiene discreción sobre los casos que debe resolver, en gran parte relacionados con las impugnaciones de casos que se escuchan en tribunales inferiores sobre puntos de la ley federal y la Constitución. Por lo tanto, inicialmente se tomarán muchas medidas en los tribunales estatales.

Cabe destacar que las impugnaciones electorales en los tribunales estatales no son nada nuevo y a menudo tienen poco impacto en el resultado final. Sin embargo, existen excepciones, como el caso de las presidenciales del año 2000, cuando una serie de impugnaciones legales por procedimientos de votación defectuosos en Florida entregó la victoria a George W. Bush a pesar de que inicialmente los medios habían proclamado a Al Gore como ganador en ese estado clave.

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