Como es tradición en muchos niños pobres, Miguel Tejada salió temprano con la limpiabotas y su única finalidad era ganarse unos pesos que ayudaran a paliar las necesidades del hogar.
Ese día, con ocho años, Miguel pasó frente a un estadio donde se jugaba pelota, faltaba un jugador y le dijeron que se fuera al jardín central, sin pensarlo soltó la limpiabotas y corrió al terreno.
“Cuando estaba en el jardín Central dieron un largo batazo y corrí detrás de la pelota, hice un gran engarce y ahí escuché mi primer aplauso”, narró.
Aprovechando la cuarentena Miguel Tejada se confesó desde su residencia con Raquel Infante, donde habló de su llegada al béisbol.
Quien luego fue apodado “El Pelotero de la Patria” llegó feliz a su hogar, pero sin un peso, porque el tiempo de limpiar zapatos lo consumió en jugar, pero su madre al ver con la alegría que narraba su hazaña lo apoyo.
Miguel siguió visitando el estadio y cuando no lo hacía lo enviaban a buscar y lo aceptaron como parte de la liguita.
“Un día me dieron un uniforme y salí corriendo y dando brincos para mi casa, para mí era como un tesorero, ya que nunca había jugado uniformado”, describe con una mente retro.
A medida que Miguel fue creciendo, su juego fue progresando, pero cuando tenía 12 años su madre falleció y eso siempre es un duro golpe para cualquier niño.
Ya con 15 años fue llevado a la Liga Campesina, donde acabó en una final y fue visto por Enrique Soto, un forjador de peloteros que de inmediato lo reclutó y preparó.
Ahí comenzó un peregrinar donde realizaba a dos y tres “try-out” diario, hasta que llegó la firma de 2,000 dólares con los Atléticos de Oakland.
Miguel Tejada no olvida el día que fue llamado a Grandes Ligas, ya que fue el primero que llegó al estadio cuando todavía estaba cerrado.
“Cuando abrieron el estadio y pude entrar, vi en el locker un uniforme que decía Tejada y por poco me desmayo”, sostuvo.
Las emociones no se acabaron ese día y cuando salió al terreno y anunciaron su nombre por la bocina y el público aplaudió, pensó que era a otro, porque entendía nadie lo conocía, pero los fanáticos habían seguido su carrera en las menores.
AGUILAS CIBAEÑAS
Tejada está agradecido eternamente a las Águilas Cibaeñas, ya que siendo un novato le dieron la oportunidad de jugar.
Recordó que cuando firmó fue a los Tigres del Licey, pero le dijeron que no había espacio para él.
“Las Águilas estaban llenas de estrellas y me dieron la oportunidad, lo que fue vital en mi carrera”.
Agregó que Tito Hernández no solamente lo firmó para las Águilas, sino que ordenó que le dieran 20 mil pesos para que se moviera en Santiago.
Tejada apoya la decisión del gerente general Ángel Ovalles de rescatar aquellos símbolos del equipo que se han alejado.
Tejada quien jugó 1,152 partidos corridos en Grandes Ligas, seis Juegos de Estrellas y dos bates de plata, dijo estar preparados para dirigir en el béisbol.
“No tomé esa decisión antes, pero ahora estoy preparado para tomar las riendas de un equipo, incluyendo el conjunto dominicano que va al Clásico Mundial de Béisbol el próximo año”, proclamó.
Por Tuto Tavárez