Nelson Encarnación
El Tribunal Superior Electoral (TSE) es uno de los órganos creados en virtud de la reforma constitucional de 2010, y que vino a equiparar el ordenamiento electoral a los más avanzados de América Latina.
Por tratarse de una instancia que dirime controversias netamente políticas, el TSE se constituye en un blanco perfecto para las diatribas en unos casos, cuando sus sentencias afectan intereses particulares, pero en objeto de persecución cuando sus decisiones no complacen al poder.
Es, justamente, lo que ha venido aconteciendo con ese tribunal, cuyos jueces prefieren apurar hiel antes que denunciar lo que ocurre a esa corte, por lo que estoy consciente de que corro el riesgo de ser desmentido.
El TSE ha estado sometido a un estrangulamiento financiero por parte del Gobierno que lo considera “desafecto” por el hecho de que ha emitido decisiones no favorables al Partido de la Liberación Dominicana y sus aliados, aunque todas han estado ajustadas a lo que establecen la Constitución y las leyes sobre la materia.
Para que se entienda bien, el TSE recibió con prontitud su asignación presupuestaria de octubre pasado, un día después de la decisión que desestimó un recurso mediante el cual el expresidente Leonel Fernández intentaba que la Junta Central Electoral se abstuviera de declarar a Gonzalo Castillo como ganador de las primarias del seis de ese mes. Antes y después ha estado sometido a la incertidumbre.
Al parecer, esa sentencia fue de la plena satisfacción del poder político, el cual supuso que el TSE había entrado en su órbita y que, por consiguiente, todos los demás contenciosos en los que se involucrara al PLD, sus aliados o cualquier majadero afín iban a caer en cascada. Pero no ha sido así.
En efecto, a partir de entonces el TSE ha emitida, una tras otra, sentencias favorables, no a Leonel y sus legítimos intereses, sino conformes con la Constitución y las leyes. Por coincidencia esas decisiones han beneficiado al expresidente y líder del nuevo partido Fuerza del Pueblo, al cual, por coincidencia también, el peledeísmo teme aunque simule lo contrario.
Es obvio que a la dirigencia del partido oficialista se le ha venido arriba esa situación de no poder manejar el TSE a su antojo, y cuando emitió la sentencia 100-2019 que dejó claramente sentado que Leonel no tiene impedimento alguno para ser candidato por el bloque que le postula, entendió que definitivamente ese vasallaje ya no sería posible.
¿Qué camino le quedaba? El estrangulamiento financiera mediante la entrega atrasada de su asignación, y luego negarle un incremento de su presupuesto, a pesar de que 2020 deberá ser un año de enormes conflictos derivados, principalmente, del proceso de febrero.