Por Miguel Ángel Cid Cid
En el artículo anterior se demostró como el Partido de la Liberación Dominicana precipitó su caída por ignorar las pequeñeces. Creyeron que los conatos presentados se resolverían igual que en el pasado. Pero nunca se ocuparon de la soberbia.
El partido oficialista en la actualidad marcha por un camino que —si no es similar al del PLD— se le parece bastante.
Pero la política está llena de ironías. Antes de los peledeistas el Partido Revolucionario Dominicano hizo caso omiso a los reclamos de las bases mientras estuvieron gobernando. El lío vino al salir del Poder: se convirtió en algo menos que una entelequia.
¿Por qué se produjeron esos hechos negativos para la vida de las dos grandes organizaciones políticas de principio de siglo?
El recuento anterior se hizo más extenso debido a que el Partido Revolucionario Moderno sigue la línea trazada por sus raíces partidarias. No obstante, ellos deberían verse en uno y otro espejo.
Porque, sobre todo, los perremeistas están llamados a ser coherentes con eso de que son Modernos. Y ser modernos significa tener resultados mejores que los que obtuvieron sus antecesores.
En el boxeo, antes de una pelea cada combatiente tiene que ver videos una y otra vez de las peleas que su contrincante libró en el pasado. Propósito: conocer sus debilidades y fortalezas. Eso es parte de su entrenamiento.
También le toca ver sus propias películas para saber por qué ha triunfado o ha sido derrotado. Porque de ese estudio sistemático del adversario y de él mismo dependen las estrategias que conducen al triunfo sostenido.
Por derivación, el partido de gobierno está compelido a desmenuzar las causas que llevaron al PRD primero y luego al PLD a la debacle política. Esto, si quieren ampliar la cadena de triunfos. Entonces, tienen que dedicar tiempo para ver esos videos.
Además, deberían ver hacia adentro con ojo crítico. Anotar con claridad todo lo que se les parezca a lo que vieron en las películas de los otros.
Para empezar, deberían tener un equipo de dirigentes dedicados especialmente al partido. Nada de posiciones en el gobierno. Entre estos es de rigor que tanto el presidente como la secretaria general sean las encabezas de esta unidad. Pero en el PRM el presidente y la secretaria general son figuras principalísimas del gobierno.
Esa vieja maña de creerse que el poder es eterno, esa que lleva a los líderes a alejarse del resto, la misma que les impide responder las llamadas, etc. Todas esas conducen a un camino equivocado.
El vicio de prestar atención a los que aparecen siempre para pintar pajaritos en el aire. El que lleva a hacer caso omiso a aquellos pocos que levantan la voz de atención frente a los errores. Este vicio va germinando un Narciso en cada funcionario.
Por todo lo anterior, el PRM debería tener muy presente los hechos que lo catapultaron en el Poder. Primero, la renuncia de Leonel Fernández del PLD, luego de perder las primarias de octubre 2019. Segundo, la conformación al vapor del partido Fuerza del Pueblo.
Y, en tercer lugar, la alianza PRM-FUPU en las elecciones de 2020. Tres acontecimientos básicos para poder sacar del gobierno a los peledeístas.
Convendría al oficialista PRM recordar por qué el PRD pasó a mejor vida —paz a su alma—. La hecatombe se produjo luego que Hipólito Mejía, expresidente y Luis Abinader Corona, Presidente actual, partieron el partido blanco y formaron uno nuevo, el que hoy gobierna.
Los líderes de estas organizaciones políticas dieron prioridad a la orgía del poder antes que al partido. En ese afán descuidaron el funcionamiento del partido y se quedaron sin árbitros que dieran credibilidad a sus debates internos.
¿Será que los perremeistas ya están dando primacía al deseo de entrar en trance en medio de su participación del libertinaje del poder?
Por mi parte, carezco de autoridad para llamar la atención sobre la catástrofe que podría significar tal error. Pero a Guido Gómez Mazara le sobra la autoridad que a mí me falta.
En consecuencia, Guido Gómez Mazara, alto dirigente del PRM y presidente del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL) clamó por el respeto al partido. Envió una carta el 30 septiembre pasado donde condena las aspiraciones presidenciales a destiempo.
La misiva la dirigió al presidente del partido oficial y ministro de la Presidencia, José Ignacio Paliza. Guido propone, entre otras cosas: 1. Colocar “la organización en la lógica de la prudencia”. 2. Evitar “impugnaciones en amplios segmentos de la sociedad”.
Sugiere, por otro lado, observar que los ciudadanos “no se dejan confundir por estrategias de manipulación”, ni por “voces alquiladas”. Condena la “inversión de recursos en el malsano interés de convertir en milagro el barro”.
Hasta donde sé, parece que la carta de Guido Gómez se quedó en el macuto del carteo. Nadie se ha tomado la molestia de responderle.
Miguel Ángel Cid
Twitter: @miguelcid1