Reynaldo Peguero [email protected]
Se adeuda a Monseñor de la Rosa y Carpio, Arzobispo Metropolitano Emérito, el rescate del 30 de marzo, como fecha clave para presentar el avance o regresión de los diversos proyectos de Santiago.
El segundo período de gobierno del señor Presidente Luis Abinader apenas comienza, por lo que la fecha es propicia para aquilatar la coherencia del afianzamiento de la autodeterminación que aportó la Independencia Nacional, de forma concurrente con el desarrollo local cibaeño.
La sesión pública a celebrar en el contexto del próximo 30 de marzo, tiene la vocación de ser una cita presidencial con Santiago, vía el Consejo de Ministros establecido en el Artículo 137 de la Constitución.
Anteriormente, el Arzobispo Metropolitano nos solicitaba, que como Plan Estratégico, le ayudáramos en esa tarea, organizada de abajo hacia arriba. Para que, desde el más humilde dirigente comunitario o regidor, convergiera con el empresariado y el sector del poder político. De eso se trata la democracia, expresada en el Artículo 7 de la Constitución.
Cuando germinaron los encuentros presidenciales con la sociedad civil, los 30 de marzo, no se había conformado Compromiso Santiago.
El alto clero de la Iglesia Católica, y su Arzobispo, que a su vez presidia el Episcopado, asumía esta fiesta Patria como el encuentro del Presidente con los ciudadanos organizados, en la ciudad coautora de la fundación de la Nación, del Estado y su Gobierno. Asimismo, de la Restauración de la Independencia.
El Arzobispo apelaba al Consejo de Desarrollo Estratégico (CDES), por ser una entidad participativa, no conformada sólo por «personajes nobles», sino por instituciones representativas. También por agrupar, los más auténticos representantes de 350 juntas de vecinos, grupos de mujeres, representantes de ONG, gobernadora, senador, legisladores, regidores, alcaldes y líderes de 88 organizaciones comunitarias, sociales y universidades más representativas de Santiago.
Hoy, Su Excelencia Reverendísima, Monseñor Héctor Rafael Rodríguez, ocupa la función de Arzobispo Metropolitano. Es a su vez, presidente del Episcopado, una coincidencia singular.
Se reconoce que desde que se presentó el primer Plan Estratégico, los diversos presidentes de la República, realizan sus aportes al desarrollo estratégico de Santiago y el Cibao. A partir del 2002, con Hipólito Mejía, Leonel Fernández, Danilo Medina y Luis Abinader.
Destacamos la actual gestión del presidente Luis Abinader y de su vicepresidente Raquel Peña. Ellos dominan a la perfección, un detalle especial. Ellos, mejor que nosotros, razonan estratégicamente el apoyo a Santiago y el Cibao como política de Estado, tal como lo impone el artículo 196 de la Constitución.
Es decir, además de la puesta en operación exitosa de proyectos coherentes con el Plan Estratégico 2030, se distingue en sus líneas discursivas, la promoción de Santiago y el Cibao, como pilares en la creación y distribución de la riqueza. De ahí el boom de obras privadas que se ha generado.
El Registro de Oferta de Edificaciones (ROE), indica que, en Santiago, la construcción crece al 10.5% anual. Santiago edificó en 2024, unos 473 mil 999 metros cuadrados de construcción en 268 obras privadas tipo viviendas, apartamentos, hoteles, centros comerciales, almacenes, naves de zona franca, entre otros.
Edificaciones que se construyeron a una razón matemática de 1,768 metros cuadrados por edificación cimentada. En el Distrito Nacional, la proporción alcanzó 1,560 metros y en La Altagracia, 702 metros cuadrados por construcción edificada.
Santiago y el Cibao, también son centros de inversión. Así lo expresan, Luis Abinader y Raquel Peña en el país y el mundo. Territorios que acumulan un PBI de US$ 40,625 millones anuales, equivalente a una economía líder en América. Con un ingreso per cápita anual de US$ 11,790, superior a decenas de países.
En este contexto, se entiende el éxito de los proyectos de la presidencia en Santiago. El rescate integral el río Gurabo. Aquí se transformó un antro de vulnerabilidad y pobreza, en el primer parque lineal de una cuenca hidrográfica urbana. Con miles de nuevos apartamentos en zonas seguras de la ciudad. Entregados de forma auto-gestionable a poblaciones desplazadas por las obras físicas.
Edificados al suroeste de la ciudad, precisamente hacia los distritos municipales de Hato del Yaque y La Canela. También hacia la Herradura y La Barranquita; zonas donde por la calidad de sus suelos rocosos, debiera crecerse de forma urbanísticamente segura.
También, se valoran el monorriel y el teleférico como aportes a una economía urbana que mueve 1.5 millones de viajes al día que serán facilitados por estos módulos de transporte. Igualmente, el exitoso ajuste de vialidad y remozamiento de las avenidas circunvalación norte, como el tramo de entrada a la ciudad.
Asimismo, la conclusión de una gran cantidad de vías en la sierra de San José de las Matas; la finalización de su hospital local, del hospital regional «Cabral y Báez», el infantil «Arturo Grullón» y otros centros. La conclusión de la central térmica Manzanillo, los hoteles y el rescate en proceso de ese puerto, son claves.
La cita presidencial del próximo 30 de marzo, impone además considerar los próximos proyectos estructurantes. Es el segundo consejo de ministros en Santiago, el primero fue el 12 de septiembre de 2020. Valoramos que los mismos debieran considerar la ciudad de Santiago y su distrito Santiago Oeste. Sin olvidar, los 26 municipios, cuyas pequeñas obras costo-eficientes de impacto, se encuentran recopiladas sabiamente en la Agenda Legislativa Senatorial de Santiago (ALSS 2028).
Hay vialidades y puentes vitales pendientes entre Cienfuegos y La Canela. El rescate del rio Yaque vía el parque lineal en sus riberas y el apoyo a la nueva centralidad urbana que se ha creado con el crecimiento hacia el oeste del parque de zona franca PIVEM; avance que tiene pendiente la solución de crear una nueva ubicación para un nuevo relleno sanitario intermunicipal en alianza pública y privada. En la otra seguimos.
