Washington, D.C. / Moscú. – En un intento por frenar la guerra en Ucrania, Donald Trump y Vladimir Putin mantendrán este lunes una conversación telefónica para avanzar en un acuerdo de paz que dependerá en gran medida de la aceptación de Volodímir Zelensky y el gobierno ucraniano.
El diálogo entre ambos líderes busca establecer una tregua de 30 días, aunque las demandas territoriales de Rusia y las condiciones de seguridad de Ucrania podrían convertirse en los principales obstáculos para un acuerdo definitivo.
Putin ya ha dejado clara su postura: no aceptará una tregua sin que Kiev ceda la soberanía sobre Donetsk, Lugansk, Kherson y Zaporiyia, regiones que Rusia anexó unilateralmente en 2022 y donde los combates aún persisten.
Por su parte, Trump está dispuesto a negociar sobre estos territorios, lo que marcaría un cambio en la estrategia estadounidense con respecto a la guerra.
Un cambio en las reglas del juego
Inicialmente, Washington y Kiev habían propuesto un alto el fuego de 30 días antes de iniciar una negociación formal sobre las condiciones del acuerdo. Sin embargo, Putin rechazó esta idea y exige que la tregua solo se establezca después de un acuerdo base con Estados Unidos.
Trump, quien aspira a regresar a la Casa Blanca en 2025, ha mostrado flexibilidad ante las exigencias de Moscú.
“Hablaremos de tierras. Mucha tierra es muy diferente a como era antes de la guerra, como saben. También hablaremos de plantas de energía, esa es una gran cuestión”, declaró Trump.
En la última reunión diplomática sobre la guerra en Ucrania, celebrada el 11 de marzo en Jeda (Arabia Saudita), Kiev aceptó la tregua de 30 días propuesta por Washington, pero nunca se mencionó la cesión de territorios a Rusia.
Además, el documento firmado por Estados Unidos y Ucrania establece una regla fundamental: cualquier avance en las negociaciones dependerá de la reciprocidad de Moscú.
Putin, Zelensky y la seguridad en Ucrania
Más allá de la disputa territorial, la seguridad de Ucrania tras una posible tregua es otro punto clave en la conversación entre Trump y Putin.
Zelensky insiste en que cualquier cese de hostilidades debe incluir el despliegue de tropas de paz de Francia y el Reino Unido en territorio ucraniano, además de la continuidad del apoyo militar e inteligencia de Estados Unidos y la OTAN.
Pero Putin rechaza de plano estas condiciones. El Kremlin no acepta tropas extranjeras en Ucrania y exige que Kiev renuncie a unirse a la OTAN, un reclamo histórico que Trump también comparte.
A pesar de estas diferencias, hay puntos donde ambos bandos coinciden: Putin y Zelensky están dispuestos a establecer un mecanismo diplomático para monitorear la frontera entre Rusia y Ucrania una vez se logre la paz.
Intercambio de prisioneros y niños secuestrados
Otro tema central de la negociación será el intercambio de prisioneros de guerra, civiles detenidos y la liberación de niños ucranianos secuestrados y trasladados a Rusia durante la guerra.
Trump planteará este asunto a Putin en base al acuerdo firmado en Jeda, que menciona específicamente la importancia de los esfuerzos humanitarios como parte del proceso de paz.
El documento destaca la necesidad de facilitar el retorno de los niños ucranianos y garantizar que las familias separadas por la guerra puedan reunirse.
Los desafíos de Trump en la negociación
En los últimos cuatro días, diplomáticos de Estados Unidos, Rusia y Ucrania han trabajado para afinar los detalles de esta crucial conversación entre Trump y Putin.
Sin embargo, tres puntos clave siguen sin resolverse:
- El reclamo territorial de Putin sobre Donetsk, Lugansk, Kherson y Zaporiyia.
- La exigencia de seguridad de Zelensky, incluyendo el despliegue de fuerzas de paz de Francia y el Reino Unido.
- El suministro de armas y asistencia de inteligencia de la OTAN a Ucrania, algo que Moscú rechaza sin concesiones.
Trump, quien ha prometido resolver el conflicto en caso de ser reelegido, tendrá que demostrar su capacidad de negociación para acercar posturas entre Rusia y Ucrania.
De lograr un avance en las negociaciones, su influencia en la política internacional crecería significativamente, pero si fracasa, podría verse como un golpe a su credibilidad en plena campaña electoral.
Por ahora, el futuro de Ucrania sigue en el aire, mientras el mundo observa atentamente el resultado de este esperado diálogo entre Trump y Putin.