El Estado es garante de la salud del pueblo en sentido general, y de los ciudadanos de manera individual. Es un derecho fundamental. No en balde los gobiernos invierten una gran cantidad de dinero en salud. Ante una pandemia como la del coronavirus que afecta a prácticamente toda la población del planeta, los científicos de todos los países, desarrollados y subdesarrollados han estado trabajando ardua y exitosamente, en una vacuna para inmunizar a sus respectivas poblaciones. China Popular, por ejemplo, ha vacunado a más de 700 millones de personas, reduciendo así de manera dramática, los contagios y las muertes; Estados Unidos ha vacunado a más de 200 millones, otros países de Europa, Asia y América Latina, unos más, unos menos, van por el mismo camino. La República Dominicana, gracias a los esfuerzos extraordinarios del gobierno, que ha invertido más de 20 mil millones de pesos a pesar de la crisis económica, ya ha inmunizado a más de 5 millones, convirtiéndose, según leí, en el segundo país de la región que más ciudadanos ha vacunado. El presidente Luís Abinader estima que en pocos meses la mayoría de los dominicanos habrán recibido las dos dosis requeridas lo que le permitirá volver a la normalidad y enderezar la economía reactivando los sectores productivos incluyendo el sector turístico.
Sin embargo, hay personas que, por ignorancia y prejuicios sin ningún fundamento científico, están renuentes a vacunarse asumiendo el riesgo de contagiarse, contagiar a sus familiares, amigos y relacionados, incluso morir. Sé de personas, muy cercanas, negadas rotundamente a vacunarse, lo que les ha provocado la muerte. ¡Absurdo!
Está más que comprobado, que la vacuna no mata, el COVID sí. La vacuna evita la enfermedad, el contagio y la muerte. Y si alguien después de inmunizarse se enferma del COVID, no termina en cuidados intensivo, ni en un ataúd. Por lo tanto, negarse a vacunarse es una tontería, una muestra de atraso, una brutalidad inaceptable.
Las redes sociales constituyen medios de comunicación efectivos cuando se usan adecuadamente y para beneficio de la sociedad, no así cuando se ponen el servicio de la ignorancia y de los peores intereses. Ocurre que en la actualidad todos, hombres, mujeres, adolescentes, incluso niños, tienen cuentas en todas las plataformas, lo cual es un problema porque no hay control. Hay que ver y leer las cosas que aparecen en Instagram, YouTube, etc. Mientras más atrasada, adocenada y envilecida está la gente, más tonterías, disparates, indecencia y obscenidades, vemos todos los días. No hay ningún filtro en los países “democráticos” donde el populismo y las libertades individuales sin límites, atentan contra la sociedad misma y los valores que debe hacer valer.
Estoy de acuerdo con la vacunación masiva, incluso obligatoria si es necesaria. La Constitución es clara al respecto, la ley de salud, igual. Solo los insensatos pueden oponerse. Ahora bien, si el presidente Abinader no quiere hacerlo por la fuerza, bien puede tomar medidas compulsivas, al igual que el sector privado. Nadie tiene derecho a contagiarme y contagiar a los míos porque no le da la gana de vacunarse. Si no quiere hacerlo, que no acuda a ninguna oficina pública o privada, a ningún bar, restaurante, parque, centro deportivo, etc. Tengo mi tarjeta plastificada. Estoy dispuesto a mostrarla antes de entrar al super mercado, mercado, farmacia, bancos, oficinas públicas, etc. Todos podemos hacer eso sin que sea un sacrifico mayor.
¡la vacuna no mata, el COVID si!
Por JUAN T H