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Banco Popular

Por Luis González Fabra

Altice

El presidente Abinader al hablar en Navarrete, Santiago, y dejar en servicio una obra de su gobierno resalta que “el dinero del pueblo debe ser invertido con respeto, eficiencia y transparencia”, y fue más lejos al afirmar: “aquí no estamos trabajando por una candidatura, aquí estamos trabajando para establecer un modelo diferente de gobernar donde los recursos no vayan a ser malversados´.

Las expresiones del presidente no son palabras huecas para insertarlas en un proceso electoral en busca de una reelección. No. Se puede estar en desacuerdo con decisiones presidenciales en diferentes ámbitos, sea de política exterior o de asuntos internos, pero nadie ha podido mostrar en sus tres años de gobierno una acción gubernamental en que se involucre al presidente en un asunto de corrupción o manejo para uso personal o familiar de los recursos del estado.

El manejo adecuado de los fondos públicos es esencial para garantizar la estabilidad económica y el bienestar de una sociedad. Los principios señalados por el presidente, eficiencia, respeto y transparencia son fundamentales en la administración de los bienes públicos.

El respeto hacia los fondos públicos implica reconocer su origen en los impuestos y contribuciones de los ciudadanos. Cada peso recaudado debe utilizarse de manera responsable y en beneficio de la comunidad en su conjunto. Este respeto implica evitar el despilfarro, la corrupción y cualquier acción que comprometa la integridad de esos recursos. Los funcionarios encargados de administrarlos tienen la responsabilidad ética de actuar en favor del bien común y tomar decisiones informadas.

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La eficiencia es otro pilar crucial en el manejo de los fondos públicos. Los recursos limitados deben asignarse de manera estratégica para maximizar su impacto. Esto implica planificación cuidadosa, evaluación constante y ajustes cuando sea necesario. La inversión en proyectos y programas que generen resultados tangibles y sostenibles es esencial para garantizar que cada peso que se gaste contribuya al desarrollo de la sociedad. La eficiencia también abarca la simplificación de procesos burocráticos que puedan entorpecer el flujo de recursos y la implementación de tecnologías que agilicen la gestión financiera.

La transparencia es un principio fundamental para construir la confianza entre el gobierno y los ciudadanos. El acceso a la información clara y comprensible sobre cómo se manejan los fondos públicos es un derecho de la población. Los informes financieros, los presupuestos detallados y los resultados de auditorías deben estar disponibles de manera pública y accesible para garantizar la supervisión ciudadana y prevenir la opacidad. La transparencia no solo disuade la corrupción, sino que también fomenta un ambiente de responsabilidad en el que los funcionarios rinden cuentas por sus decisiones financieras.

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En conjunto, el respeto, la eficiencia y la transparencia son elementos interdependientes que contribuyen a un manejo sólido y responsable de los fondos públicos. Cuando se integran de manera efectiva en la gestión financiera gubernamental, se sientan las bases para un crecimiento económico sostenible, una distribución equitativa de recursos y una administración que responda a las necesidades reales de la sociedad. El presidente Abinader está comprometidos con estos principios y está forjando un camino hacia un futuro más próspero y justo para todos.

 Los que políticamente adversan a Abinader lo saben, y también saben que los que aúpan para sustituirlo tienen una hoja de conducta en manejo de fondos públicos que los mantiene en vilo, pensando en el día que les alcance la justicia, que tal vez nunca llegue, pero de  la justicia electoral, que aplica el pueblo votante, no escaparán el día de las elecciones.

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