Todas las instituciones del Estado tienen un departamento de prensa y relaciones públicas que actúan de manera independiente, desarticulados y al margen de los objetivos estratégicos de comunicación del gobierno central.
Cada ministerio posee un grupo de personas, algunos sin formación académica y sin las herramientas políticas necesarias para una labor tan importante como la de comunicación y las relaciones públicas, lo cual se puede observar en la mala imagen de algunos de los ministros y de las instituciones que dirigen. Me pregunto si cada director o directora de un departamento ha elaborado un plan estratégico de comunicación y las relaciones públicas para el funcionario y el ministerio que encabeza, y si ese plan está articulado con el plan maestro diseñado por el gobierno para que uno y otro se enlacen con los mismos propósitos. No conozco, primero, el plan estratégico de comunicación del gobierno, y, mucho menos, los planes sectoriales de los distintos ministerios. La verdad no sé si existen. Si existen, no los conozco. (Tienen que ser de la secreta)
Un relacionista debe ser un profesional, al igual que un jefe de prensa, dotados de la formación y la experiencia necesaria para realizar un buen trabajo. No puede ser un improvisado de buenas intenciones pero sin las herramientas para el trabajo que debe realizar. En nuestro ambiente un jefe de prensa o relacionista suele ser un compañero del partido o un amigo sacado de un programa de televisión o de radio, que considera que se labor consiste en viajar de un lado a otro con el funcionario, enviar una nota de prensa a veces mal redactada y hasta con faltas ortográficas o coordinar una entrevista en los medios sin que el funcionario tenga nada qué decir, nada novedoso que informar, ignorando que le hacen más daño que bien al funcionario.
La profesionalización de los jefes de comunicación y relaciones públicas es vital para el desarrollo del trabajo en las distintas áreas. Las universidades tienen planes de estudios muy buenos en relaciones públicas, estrategias de comunicación, etc., tanto en grado como en posgrado. De hecho en el gobierno conozco buenos profesionales, pero muchas veces los funcionarios no les otorgan los recursos ni les hacen caso a las sugerencias, planes y proyectos que elaboran. Muchos funcionarios creen que tienen que aparecer en la televisión, en la radio, la prensa y las redes sociales todos los días, solo para que “el Capitán lo vea”.
¿Qué vínculo tiene -por ejemplo- el departamento de prensa y comunicaciones del ministerio de Turismo con el de Relaciones Exteriores para vender la “marca país” que contribuya con la inversión extranjera y el crecimiento del turismo? ¿Agricultura, Medio Ambiente, Instituto Agrario, Banco Agrícola y Foresta, ¿qué relación, que vínculos comunicaciones tienen desde el punto de vista estratégico? Banco Central y Banco de Reservas, entre otras instituciones financieras del Estado, ¿coordinan algunas informaciones con los ministerios de Economía y Planificación? ¿Se han reunido alguna vez los jefes de los departamentos de prensa y comunicación para elaborar planes conjuntos?
El Palacio Nacional, ¿es un mundo aparte en materia de prensa, relaciones públicas y comunicación? ¿Sabe el gobierno cuántos departamentos de comunicaciones tiene en todo el país, el personal que labora en ellos, la capacidad profesional y la experiencia? ¿Sabe cuánto le cuesta al año? ¿Sabe el Estado cuánto invierte en propaganda, publicidad, prensa, redes sociales, etc.? ¿Vale la pena la inversión? ¿A qué target específico va dirigida una campaña publicitaria? ¿Lo sabe el gobierno cada vez que elabora una campaña? ¿Sabe si está bien diseñada y bien orquestada para que le llegue al público correcto? Como podemos ver, el trabajo de prensa y relaciones públicas no simplemente es pagarle a un grupo de interactivos, enviar notas de prensa, obtener entrevistas a los funcionarios, ni andar detrás de los funcionarios. Se trata, como hemos dicho, de un trabajo serio, profesional, con objetivos concretos que deben ser evaluados trimestral, semestral y anualmente. La profesionalización de los departamentos de prensa y de relaciones públicas es vital para una buena imagen del gobierno.
Pregunto, ¿no sería bueno organizar un taller, un seminario, incluso un diplomado con todos los jefes de prensa y relaciones públicas del gobierno, dirigido por un grupo de expertos tanto del país como del extranjero para darle coherencia y sentido político a esa labor tan importante, no sólo para el presidente Luís Abinader, para los funcionarios y para el Estado en sentido general?
Por JUAN T H