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Por JUAN T H 

Altice

Algunos amigos simpatizantes del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y del presidente Luis Abinader temen que en las próximas elecciones pierdan la presidencia, no sólo de la República, sino la mayoría que alcanzaron tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, lo mismo que las alcaldías y los distritos municipales. 

Creen que el PRM no seguirá siendo gobierno más allá del 2028, porque está jugando en la lotería los cien números para perder, dado los errores constantes que está cometiendo desde el Estado. 

Una buena parte de la oposición están convencidos de que el PRM no tendrá opción en las elecciones del 28. 

¡De que se van, se van; no los salva nadie! Me dijo enfáticamente un dirigente de la Fuerza del Pueblo que apuesta al triunfo de ese partido, probablemente aliado al disminuido Partido de la Liberación Dominicana. Afirma que para el 28 se producirá una” gran alianza” de partidos opositores -con los que el PRM y el presidente Abinader- no ha cumplido con su promesa electoral de colocarlos en puestos importantes del Estado. 

Los pronósticos de algunos observadores, “analistas independientes”, politólogos a la carrera, periodistas enjundiosos, y hasta dirigentes del propio PRM están asustados ante su eventual salida del poder. 

Sin embargo, la oposición política sigue siendo   muy frágil, no está cohesionada; no tiene un candidato que meta miedo. Leonel Fernández, aparente jefe de la oposición, sigue teniendo una casa de rechazo muy alta. Paga las consecuencias de su desastroso paso por el Estado. No creo que vuelva al poder por mucho que lo intente. Demasiadas cosas atentan contra sus aspiraciones. Su hijo Omar no prende. Cae bien, pero eso nada más.  No tiene arraigo, ángel ni carisma. Un buen muchacho, pero nada más. No prende. Pasó 4 años en la cámara de diputados, ni fu, ni fa. Va por el mismo camino en el Senado. En el PLD su líder Danilo Medina no puede ser candidato. Lucha para que otros, que no sea de su agrado, lo sea. El PLD para Danilo no es más que su arma de reglamento, su bunker para protegerse de las acusaciones de corrupción que pesan sobre sus hermanos. Habrá que esperar que ocurre con Francisco Javier García y los demás que aspiran. 

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Es en medio de ese drama, de esa situación patética, que considero que la oposición no va para ningún lado. 

En cambio, yo, que no soy más que un embadurnador de cuartillas desde hace más de 40 años, no creo que sea tan fácil como quitarle un “un pan de agua chiquito”, que nadie quiere a un niño hambriento. 

El poder que da el poder, en un país como el nuestro, nunca puede ser subestimado ni ignorado. La historia lo dice, verbigracia, Partido Reformista (Joaquín Balaguer), Partido de la Liberación Dominicana (Leonel Fernández-Danilo Medina), entre otros. El PRM no será la excepción, probablemente. El clientelismo y el patrimonialismo, querámoslo o no, siguen jugando un papel importante. 

Al final de la jornada, cuando se acerque la campaña, veremos que el gobierno de Abinader no fue un mal gobierno. Al contrario, serán más sus luces, que sus sombras, que los errores fueron menores que los aciertos, que, puesto en una balanza, lo bueno pesará mucho más que lo malo.   

Aun es muy temprano para hacer vaticinios definitivos. El gobierno apenas cumplirá un año. Le queda mucho por hacer. ¡Y lo hará! Abinader es, más que un hombre de palabras (aunque la Tayota ha cogido mucho gusto), es un hombre de acción que trabaja incansablemente más de 12 horas al día, de lunes a lunes, en favor del pueblo dominicano. Como dice la canción de Víctor Víctor (Vitico), no le promete al pueblo nada que no le pudiera dar. 

En una democracia donde se realizan elecciones libres y trasparentes bajo la dirección de un organismo rector auténtico como la Juna Central Electoral (JCE), se gana o se pierde. A nadie le gusta perder. (“Fue un juego y yo perdí, esa es mi suerte”, dice un viejo bolero que popularizaron María Luisa Landín y Marco Antonio Muñiz. 

Ahora bien, como el presidente Abinader no puede repostularse porque la Constitución se lo impide, y ha prometido, una y otra vez, que no lo intentará, que será un factor, pero dentro de las filas del PRM, del cual será su presidente, el partido de gobierno tiene que ser fortalecido, reestructurando su plantel directivo casi por completo. El PRM tiene que actuar con un espíritu de cuerpo, fortalecer y disciplinar sus estructuras, crear o fortalecer su escuela de formación política; luchar contra la percepción de que este es un gobierno de corruptos y narcotraficantes, como constantemente lo presenta la oposición a través de las redes sociales, las plataformas digitales y otros medios de comunicación. 

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Se avecina una tormenta política muy fuerte, con vientos huracanados capaz de llevarse por los aires al más fuerte. En el PRM hay que terminar con la lucha descarnada de los aspirantes a la candidatura presidencial, porque puede terminar como la fiesta de los monos: a rebaso. Raquel Peña (si es verdad que aspira), David Collado, Carolina Mejía, Wellington, Yayo, etc. No pueden ser candidatos al mismo tiempo, en las mismas elecciones. Será uno o una. Tienen que ponerse de acuerdo, posponer sus aspiraciones. La juventud, en la mayoría de los aspirantes es su mejor aliado. No se desesperen, que siempre será mejor arriba con presión que abajo con depresión.  

Si los muchachos y muchachas (no lo digo en tono despectivo) del PRM no se desesperan, si retoman la calma y la sensatez, y hacen lo que tienen que hacer en términos da cambios y transformaciones a favor del pueblo, el PRM puede mantenerse en el poder durante varios periodos, pero si continúan “de locos viejos”, lo perderán “todo por nada”, como dice el cantante español Camilo Sesto.,  

El PRM sigue siendo un partido débil, estructuralmente, indisciplinado, sin ideología, ni formación. No parece saber que, como decía Peña Gómez: “¡Sin unidad no hay fuerzas! ¡Y sin fuerzas no hay victoria! 

 PD: los partidos políticos, grandes y pequeños, deben hacer un pacto para limpiar sus filas, hacer una profilaxis para impedir que “riferos” y “narcotraficantes” entren a sus filas y formen parte de las salas capitulares y del congreso. Todos los partidos tienen “riferos” y “narcotraficantes”. Los tuvo el PLD-FP, (¿Olvidaron que ambos partidos convirtieron la República Dominicana en un narcoestado?), solo que muchos comunicadores de la oposición no los quieren recordar. Hay que “desgarrapatizar” los partidos, incluyendo, por supuesto al PRM. 

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