Por HUMBERTO CONTRERAS VIDAL
Las pipas de agua (Hookah) y los cigarrillos electrónicos (Vapers) funcionan de forma diferente. En la pipa de agua se produce calor como consecuencia de un carbón encendido mientras que en el cigarrillo electrónico se utiliza una pila (batería pequeña).
En la pipa de agua se produce humo en una combustión mientras que en el cigarrillo electrónico se obtiene un aerosol (un vapor).
Las sustancias químicas que dañan la salud y que se han encontrado en el humo de la pipa de agua y en el vapor de los cigarrillos electrónicos son similares a las que se pueden encontrar en los cigarrillos tradicionales o convencionales.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) no existe ningún mecanismo en la pipa de agua que haya demostrado que se reduzca la exposición de los fumadores a las toxinas presentes en el tabaco, lo que contradice la idea de que el agua en las pipas de agua filtra las sustancias que dañan la salud.
Vale la pena señalar que entre las sustancias que se pueden encontrar en el humo de la pipa de agua se encuentra el monóxido de carbono (CO), un compuesto al que se la dedicado previamente un texto completo como el que se está escribiendo en este momento. Un estudio del Departamento de Salud en Inglaterra reportó que fumando con pipa de agua el nivel de Monóxido de Carbono en sangre encontrado fue de cuatro a cinco veces mayor al obtenido que cuando se inhala con un cigarrillo tradicional.
Esto significa que hay que eliminar la idea equivocada de que el uso de pipas de agua y de los cigarrillos electrónicos son seguros para la salud.
A la población usuaria de estos dispositivos se le recomienda que lo utilicen con mayor moderación, y a las autoridades dominicanas que definitivamente regulen y prohíban su uso en zonas cerradas. Ya que está demostrado científicamente que tanto el humo como el vapor de estos dispositivos dañan la calidad del aire. Como nota informativa se transcribe la siguiente información tomada de un artículo de revisión sobre el cigarrillo electrónico realizado en el Perú en el año 2020.
“Hay 98 países que tienen leyes nacionales/federales que regulan el uso de los Cigarrillos Electrónicos: su venta está prohibida en 25 países y requiere autorización de mercado en otros 17. En los países que permiten la venta de cigarrillos electrónicos, la edad mínima de compra es de 18 años en 23 países, de 19 en la República de Corea y de 21 en Honduras”.
No obstante, para que no se pierda el objetivo de esta reflexión, que es dejar abierta una posibilidad de asociar los infartos cardíacos en jóvenes con el uso de las pipas de agua y los cigarrillos electrónicos; se retoma la discusión de cómo ciertas sustancias químicas podrían estar involucradas en dichos infartos.
Se iniciará diciendo que la presencia de monóxido de carbono, nicotina, nitrosaminas, aldehídos, partículas de metales pesados…entre otros miles de sustancias químicas conocidas y no conocidas se encuentra formando parte del humo y/o del vapor de la pipa de agua y de los cigarrillos electrónicos. Científicamente se ha comprobado que todas estas sustancias son dañinas a la salud. Ellas se caracterizan porque son: adictivas, tóxicas, venenosas o cancerígenas.
Por conveniencia se tomará el monóxido de carbono como ejemplo. La presencia de monóxido de carbono en la sangre implica que químicamente la sangre no puede cumplir adecuadamente con parte de su misión que es llevar oxígeno por todo el cuerpo. Lo cual hace pensar que la alteración de la composición química de la sangre, unido a los problemas ya conocidos que se producen las nitrosaminas a nivel de los pulmones, afecta de forma directa el flujo de sangre que viaja entre pulmones y corazón. Recuérdese que un infarto cardíaco está relacionado con el flujo sangre que llega y sale del corazón. En este punto, la alteración de la composición química de la sangre producto de las sustancias que se fuman y pasan a la sangre podría estar afectando este flujo. Además, arterias y venas podrían ver alterados sus diámetros internos por donde circula la sangre.
Las líneas anteriores constituyen un ejercicio teórico que puede servir como pista para facilitar investigaciones médicas. Se trata de aclarar el mecanismo de lo que se quiere señalar sobre la potencial relación entre los ataques cardíacos en jóvenes y el uso de los dispositivos que reiteradamente se han estado mencionando.
Se debe dejar claro que la Organización Mundial de la Salud e instituciones de muchos países del mundo desaconsejan el uso tanto de la pipa de agua como de los cigarrillos electrónicos. La mayoría de investigaciones científicas están de acuerdo en que el uso de estos dispositivos daña la salud de los fumadores activos. Existen algunas publicaciones que señalan peores efectos para la salud en los fumadores pasivos. Estos no son usuarios de pipas de agua ni de cigarrillos electrónicos. Sin embargo, están expuestos continuamente al humo y el vapor que producen los fumadores activos. Hay estudios con marcado interés comercial que reportan los beneficios de estos dispositivos. Dicen erróneamente que son seguros. Que pueden ser utilizadas para dejar de fumar cigarrillos tradicionales. Y venden la idea de que usted puede fumar sin dañar su salud. Los únicos que dañan la salud son los cigarrillos tradicionales. Se espera que en este texto se haya dejado claro que esos datos no se corresponden con la verdad.
Finalmente, hay que decir que, no hay ninguna duda de que el nuevo estilo de vida de la población joven está vinculado con los infartos que están sufriendo. Se reitera que en esta reflexión se quieren destacar el papel de los nuevos dispositivos de fumar sobre los infartos y, el uso de dispositivos tecnológicos como celulares, tablets, laptops, router…entre otros. Todos estos dispositivos utilizan radiaciones electromagnéticas que son las que hacen posible la comunicación inalámbrica (sin cables).
En el próximo texto se hará un breve comentario, muy atrevido, sobre la posibilidad de que las radiaciones electromagnéticas que hacen posible las comunicaciones inalámbricas estén relacionadas con los paros cardíacos, no con los infartos cardíacos.
¡Qué emocionante es vivir con la conciencia que te dan los conocimientos básicos de la Química!
El autor es doctor en ciencias químicas, residente en Santiago de los Caballeros. [email protected]