Por HUMBERTO CONTRERAS VIDAL
Muchas personas piensan que el aumento de infartos en jóvenes se debe a la aplicación de las vacunas contra el COVID-19. En el caso de la República Dominicana esta afirmación no tiene ningún fundamento científico.
Lo que sí es cierto es que la comunidad internacional ha reconocido que el programa de vacunación en el país fue uno de los más eficientes del mundo. Lo que permitió que la cantidad de personas afectadas del virus que recuperaron su salud fuera superior al de muchos otros países con sistemas de salud más avanzados que el nuestro.
Vale la pena destacar que las dosis aplicadas, unidas a las capacidades desarrolladas por nuestros médicos nos ha colocado como un ejemplo para el mundo en la forma de gestionar la salud de personas afectadas por el virus del COVID-19.
Entre un 80 y 90 % de la población joven y menos joven recibió, al menos, una dosis de vacuna contra el virus del COVID 19. Esto implica que cualquier hecho que ocurra a esta población afectará con una probabilidad del 80 al 90 % a una persona vacunada. Esto se conoce en estadística como probabilidad condicionada.
Lo que se quiere decir es que, atribuir el aumento de los infartos cardíacos en jóvenes directamente a las vacunas implica un error desde un punto de vista metodológico. Ya que para asegurar esa idea es necesario llevar a cabo estudios científicos que tomen en consideración otras variables.
Este punto puede quedar más claro diciendo lo siguiente. Para la población señalada, las muertes originadas por los accidentes de tránsito ocurrirán con una probabilidad del 80 al 90 % a una persona vacunada. Por tanto, decir que la persona murió en el accidente porque estaba vacunada es una idea totalmente equivocada.
Asimismo, el incremento de los infartos cardíacos en jóvenes, los accidentes de tránsito, los muertos por causa de violencia del cualquier tipo…ocurrirán en personas vacunadas tal como señala la teoría de la probabilidad condicionada.
En realidad, la mayoría de estudios científicos están de acuerdo en que hace falta continuar investigando para poder establecer con certeza que los infartos en jóvenes se han incrementado como consecuencia de la aplicación de las vacunas.
También hay que decir que, existen científicos importantes a nivel mundial que sí se han atrevido a confirmar dicha relación.
Sin embargo, la prudencia aconseja esperar por más resultados científicos ya que se administraron diferentes tipos de vacunas, y lo que se concluya con una no es aplicable a las demás.
Finalizamos este texto retomando las ideas iniciales, y reiterando que esta reflexión en tres entregas breves tiene como propósito dejar planteadas las siguientes dos hipótesis.
1. El uso de pipas de agua (Hookah) y de cigarrillos electrónicos (Vapers) tiene mayor relación con el aumento de los infartos en jóvenes que la aplicación de las vacunas contra el virus del COVID-19.
2. El uso continuo de dispositivos electrónicos inalámbricos tiene relación en el largo plazo con el aumento de los paros cardíacos en jóvenes.
Sólo son dos hipótesis. Afirmaciones que deben ser demostradas y comprobadas. Y que gracias al conocimiento de la química se han comentado con criterios científicos que merecen atención.
Somos conscientes de que este tema es muy delicado y mucho más complejo. No se pretende afectar intereses económicos de ningún tipo ni mucho menos crear pánico. Sólo se hace un llamado a la comunidad científica médica a tomar en cuenta estas ideas. A la población en general, que sea más prudente en el uso de dispositivos que se han vendido como inofensivos, y en la realidad están dañando la salud pública.
¡Qué emocionante es vivir con la conciencia que te dan los conocimientos básicos de la Química!
El autor es doctor en ciencias químicas, residente en Santiago de los Caballeros. [email protected]