El presidente Luís Abinader ha emitido el decreto 396-21, que ojalá haga cumplir en todas sus partes. La pieza es trascendental porque elimina una parte considerable de los privilegios que ostentan los funcionarios, lo cual le economizaran al gobierno cientos, tal vez miles, de millones de pesos al Estado. En otras ocasiones -debo decir- se han producido ordenanzas similares o parecidas, pero se diluyen con el tiempo.
Espero que esta vez no suceda, que haya una vigilancia constante, que los ministros no les cambien las chapas a los vehículos los fines de semana, que nadie pueda adquirir yipetas de alto cilindraje y consumo de combustibles, que la compra de pasajes aéreos deje de ser un negocio para favorecer a determinadas agencias, que las esposas, las amantes, los hijos y los hermanos no tengan escoltas policiales y militares, que las fincas y casas veraniegas no sigan siendo custodiadas por militares, que el combustible no sea un gran negocio; ojalá no volver a ver -¡nunca más!- militares y policías uniformados empujando carritos en los supermercados, faltándole el respeto al uniforme; ojalá Presidente que el decreto se cumpla en todas sus partes, y que los funcionarios que no lo respeten ni lo hagan respetar paguen las consecuencias, no importa que cargo tenga en el partido y en el gobierno.
Los ministros, viceministros, etc., es bueno que cojan tapones, que duren hasta una hora para llegar al Palacio Nacional o cualquier otro lugar, como los sufrimos todos los ciudadanos, tal vez así toman las medidas de lugar para agilizar el transporte, evitarán que los camiones recolectores de basura obstaculicen el tránsito en las “horas pico”. Hace apenas unos días los “amemanos” de la Policía detuvieron el tránsito por más de cinco minutos en la 27 con Lincoln para esperar a una yipeta blanca, sin placa, escoltada por dos flanqueadores y dos vehículos más.
En principio pensé se trataba del presidente, del jefe la Policía, el ministro de Defensa o el presidente de Estados Unidos. Pero no, era una dama… Es frecuente que los policías motorizados detengan el tránsito debajo de los semáforos para darle paso a los funcionarios, amigos y relacionados, incluyendo “segundas bases”.
El mandatario dispone que no se realicen actividades en lugares privados que usualmente tienen un alto costo. Nada de agasajos ni regalos caros, ni compra de cuadros, remodelación de oficinas ni decoración.
Se terminó la chercha con el dinero público. Nada de vehículos nuevos de lujo. Todos los ministros andan con yipetas de super lujo, nuevas. El que llega no quiere la que tenía el otro. Quieren su yipeta del año.
Alguien dirá que se trata de un decreto populista. Pero no, la pieza se corresponde con el modo de pensar y de actuar del mandatario. Lo apoyo cien por ciento. Estamos en crisis. Este es un país pobre.
Los funcionarios no pueden vivir como si fueran príncipes, llenos de lujos y opulencia. Las medidas adoptadas por el presidente Abinader tienen que ser aplicadas también en las instituciones descentralizadas.
El dinero que se ahorrará el gobierno bien puede invertirlo en la justicia, principalmente en el Ministerio Público para que pueda profundizar y agilizar las investigaciones en los procesos judiciales en contra de la corrupción, los crímenes y otros delitos.
La ciudadanía debe estar atenta, vigilante, para que las disposiciones del decreto presidencial se cumplan en todas sus partes, utilizando los celulares y enviar las imágenes a los medios de comunicación o subirlas a las redes sociales. Así ayudaremos al presidente Abinader. Si no es así pasará como en otras ocasiones: al cabo de un tiempo relativamente breve los funcionarios olvidan el decreto y vuelven al despilfarro del dinero del pueblo, porque “a lo que nada nos cuesta hagámosle fiesta”.
Por JUAN T H