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Por Franklin Rosa

Altice

El 28 de noviembre la Universidad Autónoma de Santo Domingo celebró la investidura para otorgar el título de Doctor Honoris Causa al presidente Luis Abinader Corona. Había la esperanza de que el presidente aprovechara la solemnidad del acto, y en su discurso despejara la incertidumbre que vive la academia, después que el presidente mediante el Decreto 580, del 7 de octubre, anunciara la fusión de los ministerios de Educación y Educación Superior Ciencia y Tecnología.

A pesar del reconocimiento que hizo el presidente de los aportes que ha hecho la universidad, su presencia a nivel nacional y el papel transformador de la educación en el desarrollo del país, no hizo referencia a la espada de Damocles, la fusión, que pende sobre el futuro de nuestra Alma Mater.

Lo insólito es que nadie, en el acto de investidura, mencionó el decreto de fusión, que vulnera la autonomía universitaria y las leyes 5778 y 139-01, que hasta ahora dictan las normas constitucionales sobre la educación superior. Nadie salió a defender a la UASD del decreto de fusión. Se solicitó la institucionalización del sueldo 14, que es bien merecido, para los servidores universitarios, y es una reivindicación lograda por la presente gestión universitaria.

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La percepción nos indica que la fusión es un hecho consumado, que las autoridades han claudicado, que no se ha tomado ninguna iniciativa hasta la fecha, y se callan frente al presidente Luis Abinader, sin advertirles sus consecuencias, de cómo la fusión impactará sobre el financiamiento de la UASD.

La politiquería en la UASD, otra vez, ha empañado lo que debió ser el gesto más importante del presidente de Luis Abinader Corona en favor de la academia, el de anunciar un nuevo marco constitucional en función de las leyes actuales o modificadas que garanticen un financiamiento justo para la UASD.

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La responsabilidad de esta visita fallida son de nuestras autoridades y principalmente del rector Editrudis Beltrán Crisóstomo, que no la aprovechó, teniendo tan buenas relaciones con el señor presidente, para  lograr un compromiso con la academia que estuviera a la altura de las leyes 5778 y 139-01, manteniendo su categoría constitucional,  para que esa propuesta fuera incluida en  el nuevo Estatuto Orgánico a ser sometido al Claustro Mayor.

Las buenas intenciones no bastan, de que se mantendrá el apoyo a la academia, sin hacer referencia al proceso de fusión en curso, que nos degradará, y nos pondrá debajo del 4% del ministerio de Educación. Es un peligro para la autonomía universitaria y sus conquistas democráticas.

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