El expresidente Danilo Medina dijo, al llegar al gobierno, que había encontrado un maletín lleno de facturas por pagar. Al parecer pagó algunas, pero creó muchas otras que no han sido, ni podrán ser saldadas.
Por su parte, el presidente Luís Abinader encontró, a su llegada, varios maletines, dos o tres bultos, todos repletos de facturas que no podrán ser validadas, consensuadas, ni pagadas en muchos años. El Partido Revolucionario Moderno encontró un país quebrado, por tres razones principales:
1.- La crisis económica.
2.- La pandemia del coronavirus.
3.- la corrupción.
Al transcurrir el tiempo, el presidente y los miembros del gabinete se han ido percatando de las mafias o entramado corrupto en que la mayoría de los dirigentes del PLD y los funcionarios de sus gobiernos montaron durante 16 años. más de cien mil millones de pesos se llevaban todos los años, según dicen organismos internacionales. Es mucho dinero, muchísimo para un país tan pobre y de tantas carencias.
En Singapur o en China, los habrían fusilado sin contemplaciones. Pero no estamos en un país donde se castiga con cadena perpetua o con la muerte a los corruptos, vivimos en un país donde los desfalcadores del erario se premian porque un manto de impunidad judicial y comunicacional los protege.
Pero, como Luís Abinader llegó al gobierno mediante elecciones, no mediante una revolución que le permitiera romper con todo el aparato estatal, incluyendo el Congreso, la Justicia, las Fuerzas Armadas y la Policía, tiene que acogerse a las reglas del obsoleto sistema democrático. Por lo tanto, es poco lo que puede hacer. Dentro del esquema “democrático” los cambios no pueden ser radicales ni definitivos, aunque Abinader lo quiera. Si lo intenta hasta sus propios compañeros de partido, sus funcionarios y el sector empresarial, atentarían contra su gobierno y contra su vida.
¿Qué ha pasado con las mafias? ¿Desaparecieron con la llegada del PRM al poder? ¡No! aún se mantienen en las instituciones, algunas más fuertes, otras debilitadas y muy pocas desarticuladas. El Estado sigue siendo un Estado corrupto, diseñado y estructurado para la estafa, el desfalco, el robo y hasta el crimen.
¿Por qué las mafias persisten si el presidente Abinader ha sido categórico en enfrentar la corrupción, predicando con el ejemplo, colocando a Mirian Germán al frente de la Procuraduría, a Milagros Ortiz Bosch, dirección general de ética, a Carlos Pimentel en compra y contrataciones, todos incuestionables moralmente? Todos tienen la voluntad, el deseo de hacer un trabajo digno, pero no se trata de personas, se trata del sistema que debe ser destruido, para sobre su ruina construir otro. Mientras tengamos el mismo sistema judicial, con los mismos fiscales, los mismos jueces, el mismo Congreso, la misma Policía y los mismos guardias, incluso la misma sociedad civil, la misma clase política, los mismos partidos, me temo que no tendremos cambios verdaderos, que las mafias en el Estado no desaparecerán. No por decreto. Se necesita mucho más que voluntad.
Siento que algunos funcionarios se han acomodado al sistema mafioso del Estado; hay quienes quieren hacer lo mismo que sus antecesores, por eso no han cancelado a los que saben “como se le mete el agua al coco”. Sinceramente, no creo que haya muchos Luís Abinader en el gobierno.
Por JUAN T H