La necesidad urgente de reformas profundas en la República Dominicana
“Nuestros gobiernos han sido una suerte de barra estabilizadora para que el tren de la economía se desplace sin contratiempo, pero la vocación reformadora ha resultado realmente nula”.
Vía contraria: un análisis crítico de la gestión económica
Por Víctor Bautista
La presente campaña electoral debe centrarse en propuestas concretas y viables, alejándose de memes y distracciones superficiales que solo generan una falsa percepción de avance. La República Dominicana requiere pasos firmes y estratégicos para posicionarse adecuadamente en el siglo XXI, ya que las dos primeras décadas han sido prácticamente desperdiciadas por la falta de reformas estructurales.
Más allá de las normativas financieras implementadas para proteger a la banca tras la crisis de 2003, no se han impulsado cambios profundos. Las reformas económicas de la década de 1990 bajo el gobierno de Joaquín Balaguer, que abrieron las puertas a la globalización, y el proceso de capitalización de empresas públicas que redujo el clientelismo, fueron los últimos grandes avances en esta materia.
Gobiernos recientes y la ausencia de reformas estructurales
Desde el regreso de Leonel Fernández en 2004 y la administración de Danilo Medina en 2012, los gobiernos han funcionado más como estabilizadores económicos que como agentes de cambio. Esta falta de voluntad reformadora ha dejado al país rezagado frente a la cuarta revolución industrial, con déficits alarmantes en infraestructura, electricidad -agravados por el fracaso de las distribuidoras- salud, educación, vivienda, transporte, agua potable y saneamiento.
Todo esto ocurre en un contexto de baja presión tributaria y evasión fiscal persistente, a pesar de los esfuerzos recientes para combatirla. Esta realidad limita el desarrollo y afecta directamente la calidad de vida de los dominicanos.
Competencia desleal y necesidad de fortalecer instituciones
El mercado dominicano enfrenta una competencia desleal y múltiples malas prácticas sin consecuencias. Esto restringe el derecho de los consumidores a elegir productos y servicios variados, competitivos y de calidad. Para revertir esta situación, es imprescindible dotar a ProConsumidor de un presupuesto adecuado y tecnología avanzada.
Asimismo, ProCompetencia debe contar con profesionales independientes, libres de influencias políticas o económicas, y la Comisión de Defensa Comercial debe trabajar genuinamente en beneficio de los sectores productivos. Implementar estas reformas institucionales sería un paso trascendental para el desarrollo sostenible del país.
La omisión de los candidatos y el desafío para los votantes
Ninguno de los candidatos aborda estos temas con la franqueza necesaria para que los ciudadanos entiendan que una ola de reformas económicas e institucionales es mucho más urgente que las promesas de subsidios populistas que atentan contra la dignidad humana.
La ausencia de estas reformas no se debe a desconocimiento, sino a miedo, conservadurismo, dependencia y falta de capacidad para organizar una oferta política disruptiva. Solo con un compromiso real para distribuir la prosperidad y crear oportunidades para todos, y no mantener “una casa tomada” por unos pocos, la República Dominicana podrá avanzar hacia un futuro más justo y próspero.

