Por Alfredo Castro
Este viejo refrán de la edad media cada vez más en desuso nos recuerda que la educación y la cortesía siempre deben prevalecer en una negociación, independientemente de lo fuerte y/o la posición que puedan ocupar las partes.
En aquella época los caballeros salían al combate y las mujeres quedaban a cargo de la educación de sus hijos, donde a los varones les enseñaban las normas del buen trato para su uso en la corte. Cumplir las normas garantizaba mejores remuneraciones y oportunidades.
Aprendieron que un hombre valiente y noble debía demostrar principios de amabilidad y etiqueta, sin que esto le restara “hombría” o sin que hiriera la imagen de “valentía”.
Es justamente lo que ha hecho Luis Abinader convocando el liderazgo político nacional. Con su estilo y firmeza está buscando el consenso de las partes para el beneficio de la nación, siendo cortés pero no dejando ser valiente.