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Sólo en un país como el nuestro, donde la gente tiene memoria muy corta, a veces de cuatro años, el ex presidente Leonel Fernández puede pararse en un podio para hablarle a la nación sobre el primer año de gobierno del presidente Luís Abinader, con el objetivo de distanciarse y convertirse en “el líder de la oposición” ante la ausencia de liderazgo en los demás partidos. Nada de lo que dijo me sorprendió por su condición de gran simulador y sofista por naturaleza, más en estos tiempos de “posverdad” donde la mentira se confunde con la verdad que al fin y al cabo es lo que menos importa.

Altice

Hay temas de los que el ex mandatario no debería hablar a menos que no sea para reconocer que durante sus tres mandatos la corrupción fue un factor que contribuyó al enriquecimiento de los dirigentes y funcionarios de su partido, mientras el pueblo se empobrecía. Leonel encabezó los gobiernos más corruptos que había tenido el país durante toda su historia hasta que fue sucedido por su amigo y socio Danilo Medina, que rompió todos los récords del mundo.

Dice el ex presidente que casi todas las leyes, reglamentos y decretos condenando y previniendo la corrupción se produjeron durante sus tres mandatos. “Excúseme de nuevo”, profesor, es posible que sea verdad, pero no es cierto -en modo alguno- que usted hiciera algo para evitar el robo de los bienes públicos. Todo lo contrario. Perdóneme. El problema del país no son las leyes. Leyes tenemos muchas, demasiado diría yo, el problema es su cumplimiento, es hacerla cumplir junto con la Constitución, cosa que usted nunca hizo.

Miro a mi alrededor y observo el libro “¡No más impunidad!”. Escrito de objeción al archivo definitivo de la querella contra Leonel Fernández y la FUNGLODE, del ex fiscal del Distrito Guillermo Moreno, cancelado durante uno de los gobiernos de Leonel justamente porque era “muy independiente”. FUNGLODE sigue siendo la prueba del delito. Aún conservo el expediente de ese acto grosero de corrupción en beneficio del propio jefe de Estado.

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Leo: ¿Corrupción? ¿Tráfico de Influencias? ¿Nepotismo? Una carta memorable del extinto doctor Hugo Tolentino Dipp, en 1997, al entonces Procurador General de la República Abel Rodríguez del Orbe, su amigo de toda la vida, “encargado de dirigir y coordinar el programa nacional de lucha contra la corrupción administrativa”. Ese documento es imperdible. ¡Hay que leerlo de nuevo! ¡Una joya!

Participación Ciudadana siguió muy de cerca la corrupción durante los gobiernos del PLD (cinco en total) publicando documentos y libros denunciando el robo público y descarado de los bienes del Estado ante la mirada indiferente y cómplice de los presidentes Leonel Fernández, primero, luego Danilo Medina. “Corrupción sin Castigo” y “Veinte años de Corrupción”, son algunos de los documentos publicados por la entidad ciudadana. Tanto Leonel, como Danilo, se hicieron los sordos y los ciegos ante las evidencias.  “Esa investigación analizó un total de 227 casos de denuncias ante la justicia por corrupción administrativa pública o por incidencia sobre los recursos públicos sin la autorización debida. De todos los casos considerados, ocurridos a través de veinte (20) años, solo en seis (6) se dictaron sentencias definitivas: en cinco (5) de los casos los acusados fueron absueltos y en uno (1) hubo condena”, dice uno de los documentos.

Organismos internacionales consideran que la corrupción se llevaba entre un tres y un cuatro por ciento del Producto Interno Bruto, en tanto que otros dicen que se robaban casi un cinco por ciento. Quiere decir, que durante los gobiernos morados la corrupción le costaba a este pueblo más de 200 mil millones de pesos todos los años. Eso explica porque los que llegaron en chancletas luego andaban en yipetas de lujo.

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El modelo de hipercorrupción en la República Dominicana lo inició Leonel Fernández. Danilo no hizo más que profundizarla. No sé cómo el ex presidente puede hablarle al país del Ministerio Público y su independencia cuando Abel Rodríguez del Orbe, su profesor y amigo fue Procurador, Radhamés Jiménez, con quien también tiene vínculos estrechos; Francisco Domínguez Brito miembro del Comité Central del PLD que se dejó narigonear en plena audiencia de Félix Bautista, hijo putativo del ex presidente Fernández, enriquecido de la noche a la mañana bajo su protección. Y lo que es peor, nombró como presidente de la Suprema Corte de Justicia nada más y nada menos que a su socio de oficina, Mariano Germán, de triste recordación entre los jueces quien, al igual que los demás pares, garantizó la impunidad y la falta de transparencia.

No olvido el “crespón negro” que significó para los jueces que integraban la Suprema Corte bajo la dirección del magistrado Jorge Subero Isa por las presiones que recibieron del gobierno de Leonel Fernández en el caso de la ya olvidada “Sun-Land” en el 2008 que le costó al país 30 o 40 millones de dólares. No puedo olvidar sus palabras en Nueva York cuando afirmó tener 40 mil millones de pesos, el petróleo de Venezuela y 90 millones de raciones alimenticias para imponer a Danilo Medina como presidente de la República. ¡Y lo hizo!

De verdad, amigos, no sé cómo Leonel Fernández habla en este país sobre corrupción sin admitir primero que sus gobiernos fueron los más corruptos de la historia hasta la llegada, por su culpa, de su entonces socio, amigo y no sé cuántas cosas más, Danilo Medina, a quién ahora aborrece, aunque luego lo llamará para que le pague el favor y lo apoyo en el 2024 cuando pretende volver ¡zafa! a la presidencia de la República. ¡Qué horror! ¡Uf!

Por JUAN T H

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