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Por Luis González Fabra

Altice

Las pandillas barriales que tienen como guarida muchos de los barrios marginados de nuestra ciudad capital, donde controlan espacios y vecindarios que les sirven de escudo para sus movimientos ilícitos que incluyen uso, negociación y entrega de sustancias prohibidas, están desarrollándose como bandas criminales armadas de machetes que despedazan cual animales a sus iguales de otras bandas.

Se trata ahora de pandillas criminales compuestas por gente tan joven que el de más edad no pasa de los diecisiete años.

Ramón Tolentino, un joven periodista, muy valiente, de la cosecha digital, se ha especializado en conseguir información sobre como operan los maleantes en los barrios y donde realizan sus desmanes.  Tolentino ha desarrollado una red de colaboradores que le suministra informaciones y videos que él publica en la plataforma donde trabaja.

La pasada semana Tolentino presentó un trabajo impactante sobre la pandilla Los Campanas que opera en el área de Villa Faro, Cansino, Mandinga, Cansino Viejo y El Cachón, Santo Domingo Este.

En uno de los videos publicados se ve a numerosos mozalbetes, desnudos de la cintura para arriba, machete en mano, perseguir a un grupo de jóvenes, miembros de otra pandilla, a quienes perseguían por luchas internas ente ellos.

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Según el narrador, Tolentino, los dos grupos se enfrentan en un callejón sin salida y los pertenecientes a Los Campanas atacan desmembrando con filosos machetes a sus contrarios que pierden brazos, dedos, piernas, y uno se atreve a empujar una varilla de hierro, a sangre fría, dentro del cuerpo de uno de adversarios. Tolentino asegura tener este video, pero se niega a presentarlo por aterrador.

Todos en el barrio conocen al que funge como cabeza de pandilla. Saben su nombre. Donde se oculta. Pero el temor paraliza. Nadie se atreve a revelar nada.

En los últimos desmanes de Los Campanas se habla de cuatro muertos y más de cien atracos en unas cuantas semanas.

En julio de 2014 Diario Libre publicó un trabajo sobre este tema donde se decía que “el 40 por ciento de las personas que pertenecen a las pandillas y naciones tiene 18años o más según el informe situación actual de las pandillas en la República Dominicana”.

Esta situación ha ido cambiando y ahora los integrantes de las pandillas están en su mayoría por debajo de los 18 años.

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Las bandas y las pandillas han existido en el mundo desde hace muchos años. Lois Thugges de India, la Garduña española, las triadas chinas, la Orden de los Asesinos, la mafia irlandesa, los forajidos del Viejo Oeste, la mafia judía, la mafia rusa, y quizás la más famosa de todas La Cosa Nostra.

En 1850 se registraron en Nueva York más de 200 guerras de pandillas juveniles. Y en la década de 1920 Chicago tenía más de mil pandillas.

Las bandas y pandillas en nuestro país comenzaron a sentirse a medida que la sociedad se transformaba de rural a una sociedad urbana y al mismo tiempo los cinturones de miseria se establecían con el éxodo masivo del campo a la ciudad y aumentaba la exclusión social cuando miles de personas tenían dificultades para acceder a oportunidades educativas, laborales y económicas.

Esta falta de acceso a oportunidades llevó a muchos jóvenes a la desesperación y recurrir a actividades ilícitas como forma de supervivencia o para obtener lo que necesitaban.

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Por ahí entró la droga a partir de los años 70 y 80, creándose un entorno propicio para la delincuencia mientras crecía la marginación que hacía más difícil la integración social y comunitaria. (continuara)

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