La factura presentada por la diputada Lucía Medina estaba limpia, sin arrugas. Ajena a como lucen estos documentos luego de pasar por las manos que en la vida real verifican la entrega de productos manufacturados.

Sume que el dueño de la empresa Ston Blue es un activo empresario a favor del Presidente. Es una ficha clave en el movimiento “Textileros con Danilo”. Y beneficiado por demás con las millonarias compras de una dependencia del Estado.

Apenadísima, la “diputada Blue” mostró en el Congreso las “pruebas” del pago de RD$708 mil pesos en las mochilas que repartió en San Juan. Pregunta al aire: ¿A la niñez de San Juan no le tocaban de las mochilas distribuidas por Educación?
Como la “profunda vergüenza” de Lucía no le alcanza para renunciar de su asiento en el Congreso, habría que preguntarle si demandará a Ston Blue por el “errorcito involuntario” que machacó su reputación. ¿Se quedará con la excusa del empresario?
El niño de San Juan que retira la tapa de la fundación de Lucía, cosida sobre la del Ministerio de Educación reprobará el año. Si la fílmica no hubiese saltado a los ojos del país, nada hubiese pasado. El show es porque se supo. La impunidad de Lucía y sus mochilas siguen subidas en el palo.
