VISIÓN GLOBAL
Por Nelson Encarnación
Un lugar común nos recuerda que “en la guerra, la primera víctima es la verdad”. Es un aserto con muchas décadas de vigencia, razón por la cual no se puede esperar que sea distinto en la actual crisis bélica Rusia-Ucrania, sobre todo si tenemos en cuenta que estamos en pleno auge de la era de la posverdad.
Desde que estalló el conflicto con la ocupación rusa de parte del territorio ucraniano, los medios occidentales se apandillaron de una manera feroz contra Rusia, cerrando toda posibilidad a que en este lado del mundo se conozca más de una versión.
Los grandes medios de Estados Unidos y de Europa han establecido una dictadura mediática que de manera brutal siembran matrices de opinión orientadas a que prevalezca un lado de la historia, pues para colmo han silenciado medios que pueden difundir información menos contaminada, y, en el peor ejercicio de una democracia mentirosa, han bloqueado la versión rusa.
El caso de la muerte de civiles en la ciudad ucraniana de Bucha ilustra hasta qué punto la verdad muere en la guerra.
Ahora mismo el mundo “está consciente” de que la matanza fue ejecutada por soldados rusos, y no hay forma de que se pueda entender que existe la posibilidad de que no haya sido de ese modo.
Sobre todo, si el Kremlin ha sostenido que la zona no formaba parte de sus objetivos militares específicos, y que, por demás, esa atrocidad no le reportaba ningún beneficio bélico.
Además, no sería la primera vez que en un conflicto se crean situaciones que de antemano se sabe tendrán un culpable predeterminado. Esto significa que no se puede descartar que la matanza la hayan producido los mismos criminales ucranianos que durante años han ejecutado a miles de civiles en regiones de ese país.
Sin embargo, nadie le pondrá caso a la defensa rusa, montados como estamos en el “borreguismo informativo”, condicionados a consumir los contenidos de la prensa que nos hace creer que es independiente, pero que, en la realidad, es tóxica y obedece a los intereses corporativos de Estados Unidos y la Unión Europa.
Las agencias de prensa de Estados Unidos y Europa van a la cobertura del conflicto con una visión preconcebida, e incluso, no se descarta que sus corresponsales lleven listas las historias y que en el lugar solo les pongan fecha y origen.
No digo nada nuevo. Durante la invasión de Estados Unidos a Irak en 2003, corresponsales de las principales cadenas de televisión transmitían arriba de tanques de guerra noticias absolutamente sesgadas.
El haber corporativizado la prensa ha hecho un daño enorme al ejercicio serio del periodismo.