Paramilitares leales a Daniel Ortega toman Masaya, cuyo barrio indígena asegura que no se doblegará
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La resistencia en Monimbó
A primera hora del martes, Josué Rafael Palacios salió de su casa para unirse a los grupos que se preparaban para enfrentar el asedio de Monimbó, el barrio indígena de Masaya que se ha convertido en el bastión de la resistencia contra Daniel Ortega. Esta localidad de 160.000 habitantes, a solo media hora de la capital Managua, tiene una historia llena de gestas. El martes, justo 39 años después de la salida del dictador Somoza del país, se vivió un día marcado por la amargura en lugar de la alegría.
La toma de Monimbó
Unas 2.000 personas armadas leales a Ortega, entre policías y fuerzas de choque, se lanzaron a la conquista de Monimbó desde temprano el martes. Portaban armas largas y uniformes azules, contrastando con la resistencia que solo contaba con armas caseras. La violencia se desató y Palacios, un carpintero de 33 años, perdió la vida en medio de los enfrentamientos.
La tensa calma en Masaya
Masaya vivía una tensa calma el miércoles, con la entrada de la ciudad bloqueada y la presencia de fuerzas leales a Ortega en las calles. Se hablaba de una “operación limpieza” para acabar con la resistencia en Monimbó. Los paramilitares aseguraban que su objetivo era la paz, mientras los pobladores denunciaban violencia y represión.
La resistencia persiste
A pesar de la toma de Monimbó, los líderes de la resistencia no se rinden. Los paramilitares aseguran que no se irán hasta eliminar cualquier reducto rebelde en Masaya. La población vive con miedo y tensión, mientras la violencia política sigue cobrando vidas en Nicaragua.
Fuente: elpais.com