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Por Daniel Borrego

Altice

El arte de la naturaleza es infinito y nos sorprende con fenómenos únicos que en algunas ocasiones son inimaginables. Así, a lo largo del planeta, se pueden encontrar paisajes y lugares que a veces escapan a nuestra compresión. Uno de ellos se ubica en la isla japonesa de Hokkaido, la más septentrional de las islas principales de Japón y es famosa por sus volcanes, sus termas naturales (onsen) y las áreas de esquí.

Allí, se produce uno de los acontecimientos naturales más increíbles y curiosos del mundo. Se conoce como Jewel Ice, o Hielo Joya en castellano, un espectáculo visual único donde el hielo se transforma en curiosos bloques que parecen joyas. Esto tiene su máxima expresión en Tokoyoro, donde en su playa se junta la nieve, la arena y el mar. Se la conoce como Otsu, aunque también recibe el nombre de Toyokoro Ice Beach, y se ubica en la ciudad homónima, al sureste de Hokkaido.

Un fenómeno natural único

En un principio esta playa recibía pocos turistas, pero desde la existencia de las redes sociales, Toyokoro Ice Beach ha ganado mucha popularidad. De hecho, son muchos los curiosos y expertos fotógrafos que se acercan a disfrutar de este impresionante hecho natural. Pero, ¿qué es el Jewel Ice y cómo se forma? Este tiene lugar durante los meses de enero y febrero, cuando el río Tokach se transforma en el escenario de este extraordinario suceso natural.

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Este fenómeno ocurre cuando las bajas temperaturas, que descienden por debajo del punto de congelación, se suman a la influencia de las mareas oceánicas. El proceso se inicia con la solidificación de las aguas del río Tokachi, que da origen a grandes bloques de hielo. A medida que las temperaturas continúan su descenso, estos bloques se quiebran y comienzan su trayecto fluvial hacia el mar.

playaToyokoro Ice Beach en Japon

Toyokoro Ice Beach, en Japón (Shutterstock).

Durante su recorrido son esculpidos y alisados por el agua y las corrientes, hasta que alcanzan la costa. Una vez en la orilla, estos fragmentos, que adquieren un aspecto cristalino y pulido similar al de las gemas, terminan su ciclo fundiéndose lentamente sobre la arena de la playa.

Un festival de colores

La magia no solo se manifiesta en su formación, sino también en la interacción de estos bloques de hielo con la luz. En la profundidad de la noche, adoptan tonalidades de azul oscuro, que evolucionan hacia matices rojizos con los primeros rayos del amanecer. Conforme el sol asciende en el cielo, el hielo adquiere una luminosidad blanca que culmina la transformación cromática diaria.

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Este dinamismo de colores se potencia por el entorno donde coexisten la nieve, la arena y el agua, conformando junto a los bloques de hielo un espectáculo cautivador. La combinación de elementos y la variabilidad lumínica ofrecen un escenario único que cada invierno deslumbra a observadores y captura la atención de fotógrafos en busca de la instantánea perfecta del paisaje efímero y vibrante.

Sin embargo, disfrutar de este proceso no es algo fácil, pues su acceso no se puede hacer en coche. Así, el viaje en autobús o tren ofrece vistas panorámicas y la oportunidad de disfrutar de la naturaleza virgen. La playa forma parte del geoparque San’in Kaigan, reconocido por la UNESCO desde 2010, que abarca casi 2.5000 kilómetros cuadrados y alberga diversos puntos geológicos y una rica biodiversidad. infobae.com

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