El PLD enfrenta su peor crisis interna a pocos meses de las elecciones presidenciales
Darwin Feliz Matos
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), fundado por el profesor Juan Bosch tras su renuncia a la Presidencia y a la membresía del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), surgió como un proyecto político que muchos consideraban una quimera. Sin embargo, tras años de arduo trabajo, el PLD se consolidó como la organización política más exitosa en la historia de la República Dominicana, logrando cuatro victorias presidenciales consecutivas.
De la disciplina histórica a la fractura interna
Este partido, reconocido por inculcar una cultura de disciplina, respeto a los estatutos y cumplimiento de acuerdos, hoy atraviesa su peor crisis. Las diferencias personales entre sus líderes se han intensificado y carecen de un árbitro interno que imponga respeto o temor. La histórica tradición en la que la minoría acataba las decisiones de la mayoría se ha perdido, dando paso a un ambiente donde “manda el jefe y se rompe la fila”, según denuncian voces dentro del PLD.
Enfrentamientos entre leonelistas y danilistas
La crisis interna ha provocado enfrentamientos públicos entre los grupos leonelistas y danilistas, con debates encarnizados que han expuesto acciones de corrupción y un uso indiscriminado de fondos estatales sin sanciones. Esta situación crítica emerge justo cuando comienza la contienda electoral para elegir al candidato presidencial que competirá en mayo de 2020, con la elección final prevista para el 6 de octubre.
Una confrontación inédita en la historia del PLD
Por primera vez, un presidente del PLD es abiertamente cuestionado por la mayoría del poderoso Comité Político. Peor aún, no existe un mediador que pueda apaciguar las tensiones y facilitar el diálogo entre las facciones enfrentadas. Figuras como José Joaquín Bidó Medina, considerada una reserva moral con gran influencia dentro del partido, están actualmente alejadas por razones de salud, mientras otros líderes prefieren mantenerse al margen para evitar confrontaciones.
Incumplimientos y señales de desunión
El incumplimiento de pactos internos también ha marcado esta etapa inédita. Un ejemplo claro es la reelección de Radhamés Camacho como presidente de la Cámara de Diputados por segundo periodo consecutivo, violando el acuerdo de alternabilidad firmado por el Comité Político. Este hecho ha puesto en entredicho la institucionalidad y unidad del partido.
Temores de una derrota electoral y paralelismos históricos
Los líderes del denominado bloque OTAN temen que esta fractura interna debilite al PLD y provoque una derrota similar a la del PRD en los años 80, cuando las disputas entre José Francisco Peña Gómez y Jacobo Majluta Azar provocaron una crisis profunda en esa organización. La voracidad por el poder ha llevado al PLD a una guerra sin cuartel, donde sólo los sobrevivientes podrán contar la historia y otros quedarán como “mártires” de un conflicto que pudo evitarse.
El voto electrónico, nuevo foco de tensión
En medio de esta crisis, el voto electrónico, que en elecciones anteriores favoreció al PLD, se ha convertido en un nuevo campo de batalla. Los leonelistas rechazan esta modalidad, mientras los danilistas la defienden con vehemencia. Además, políticos de otros partidos se han sumado a las manifestaciones a favor o en contra del sistema.
A sólo una semana del cierre del proceso de selección, ya se escuchan fuertes críticas por el uso desmedido del poder, cancelaciones arbitrarias y el uso indebido del erario público. Por otro lado, quienes apoyan el voto electrónico confían en ganar el proceso contando voto a voto o de forma digital, e incluso promueven un “pacto de unidad”.
¿Quién podrá arbitrar la contienda?
Sin embargo, si estalla el conflicto, surge una pregunta clave: ¿quién podrá arbitrar este proceso? Hasta ahora, sólo un actor parece capaz de evitar la división irreconciliable del PLD, pero la incertidumbre domina el escenario político más tenso en décadas para esta organización.

 
									 
					