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Entre 2007 y 2008 un niño llenó una jarra con tierra y piedras y añadió un puñado de insectos, probablemente como parte de sus actividades escolares. La jarra ha permanecido 12 años cerrada. Lo que hay dentro ahora es un mundo en miniatura con sus propias especies de plantas y animales en perfecto equilibrio.

Altice

El hermano de aquel niño es hoy un aficionado a los terrarios que desglosa sus pequeños ecosistemas en el canal Jartopia de YouTube. Huelga decir que el terrario olvidado de su hermano ha sido todo un descubrimiento. En todo ese tiempo, la vida se ha abierto camino dentro de la jarra. Una extensa población de algas y algunas plantas se encargan de proporcionar oxígeno. El agua que se vertió originalmente se evapora y vuelve a condensarse en las paredes hasta que resbala de nuevo al suelo en su propio ciclo natural.

Las especies que habitan este hábitat aislado comienzan en el subsuelo, donde podemos ver pequeños insectos llamados colémbolos y gusanos nematodos que viven bajo tierra y raramente se aventuran a la superficie. Sobre ellos hay una boyante población de cochinillas o isópodos (los insectos conocidos popularmente como bichos bola) que se encargan de mantener a raya las plantas. A su vez, un puñado de ciempiés caza a las cochinillas jóvenes, manteniendo la población controlada. Todo ese ecosistema fluctúa con el paso del tiempo. A veces hay más plantas, estas hacen aumentar la población de cochinillas que devoran los recursos hasta que su población decrece y el ciclo vuelve a empezar. Este es el fascinante vídeo de Jartopia:

El Youtuber describe así el peculiar ecosistema que lleva 12 años completamente sellado y sin más intervención del mundo exterior que la luz que recibe a través del cristal y los cambios de temperatura.

En el interior hay una variedad de organismos que han persistido dentro del ecosistema cerrado durante generaciones. Originalmente, este terrario albergaba muchas más especies de plantas e isópodos. Sin embargo, a medida que pasaron los años, la biodiversidad se perdió a medida que el nuevo ecosistema se equilibraba.

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Actualmente, el ecosistema está experimentando ciclos. A medida que aumentó la población de plantas, también lo hicieron los isópodos. Esto causó que la población de plantas disminuyera. Me imagino que las poblaciones de ciempiés pueden aumentar en el futuro dando a las plantas la oportunidad de recuperarse.

Es casi como si hubiera dos mundos separados dentro de la misma jarra de cristal. Las algas subterráneas crean un hábitat único que no podría existir en la naturaleza debido al hecho de que el vidrio aseguraba que la luz pueda llegar bajo tierra. Esto permitió que florecieran algas, musgos y hongos, junto con cualquiera de los invertebrados más pequeños que vivían entre ellos.

Los isópodos adultos parecen habitar la superficie y rara vez se aventuran bajo tierra. Creo que esto se debe a la dureza del sustrato de arcilla y roca. Sin embargo, sus crías sí parecen aventurarse bajo tierra, probablemente usando túneles dejados por las lombrices de tierra hace muchos años.

GIZMODO

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