Elecciones en España: PSOE pierde escaños, PP y Vox crecen, Podemos se debilita y Ciudadanos se desploma
El PSOE, que esperaba mejorar sus resultados para consolidar sus opciones de Gobierno, perdió tres escaños con el escrutinio al 99%, aunque evitó el desplome que algunas encuestas preveían. Pedro Sánchez ganó de nuevo, pero ahora enfrenta un panorama mucho más complicado para formar Ejecutivo que en abril.
Resultados y consecuencias para el Gobierno socialista
El recuento deja un escenario complejo para el Ejecutivo del PSOE. Además de perder tres escaños, su principal aliado, Unidas Podemos, se desploma, cayendo de 42 a 35 escaños. Este retroceso no se compensa con los tres escaños que suma Más País.
Por otro lado, la debacle de Ciudadanos, que se desploma de 57 a 10 escaños, junto con el ascenso del PP y Vox, consolida en el Congreso una mayoría más a la derecha, mientras el centro político pierde relevancia.
Bloques políticos y equilibrio parlamentario
A pesar del avance de la derecha y extrema derecha, no se configura una mayoría alternativa clara para gobernar, como la que existe en Andalucía o Madrid. La repetición electoral fue un fracaso tanto para el PSOE como para la gobernabilidad en general. Sin embargo, el centroizquierda sigue sumando más escaños que el centroderecha con Vox, un dato político relevante.
En abril, el bloque de centroizquierda tenía una ventaja de 17 escaños sobre la derecha con Vox; ahora esa diferencia se reduce a 10 (160 frente a 150), manteniendo la primacía pero perdiendo fuerza.
Vox: el gran ganador de la noche electoral
El dato más destacado es el espectacular crecimiento de la extrema derecha. Vox duplica su representación y se posiciona con 53 escaños. Este salto dificulta aún más que el PP, su competidor natural, pueda abstenerse en una investidura para facilitar un Gobierno de Pedro Sánchez.
De hecho, la noche electoral ya dejó señales de crisis en el PP, con el líder Pablo Casado planteando incluso la dimisión del presidente del partido. Casado calificó a Sánchez como “el gran derrotado” de la jornada.
Escenario político tras los comicios
Formar Gobierno era complicado en abril, y ahora se ha convertido en un auténtico enigma. Pablo Iglesias urgió a retomar la coalición de izquierdas como “la única forma de frenar a la extrema derecha”, aunque esa opción está ahora más lejana y depende en gran medida de la abstención de ERC.
Pese a su hundimiento, Ciudadanos podría tener la llave del Gobierno. Si el PP opta por abstenerse, sería necesario el apoyo de los 10 escaños del grupo de Albert Rivera para facilitar la investidura.
Votos y participación: la izquierda pierde y la derecha crece
En términos de votos, el fracaso de la izquierda y el ascenso de la derecha y extrema derecha son aún más evidentes. La menor participación penalizó al PSOE y Unidas Podemos, que perdieron 728.000 y 636.000 votos respectivamente. En conjunto, el centroizquierda pierde casi un millón y medio de votos, que no compensan los 554.000 de Más País.
Por el contrario, el PP ganó 662.000 votos y Vox aumentó sus apoyos en 962.000 votantes. La mayor debacle es la de Ciudadanos, que pierde 2,5 millones de votos respecto a abril.
Contexto histórico y auge de Vox
Hace solo un año, España era el único gran país europeo sin un partido xenófobo en el Congreso. En abril, la movilización de la izquierda limitó la entrada de Vox a 24 escaños. La repetición electoral, provocada por el fracaso de las negociaciones en la izquierda, le dio una segunda oportunidad.
Vox se consolida como la tercera fuerza política, impulsado por la reacción españolista a la crisis catalana. El líder Santiago Abascal celebró: “Hace solo 11 meses no teníamos representación, hoy somos la tercera fuerza. ¡Viva España!”.
El papel de Pablo Casado y el futuro de la oposición
Detrás del éxito de Vox, uno de los grandes ganadores es Pablo Casado, que se fortalece como líder de la oposición. Con un escenario ideal para debilitar a Sánchez, Casado podría controlar a Vox y aspirar a derrotar al PSOE en futuras elecciones, sean cuando sean.
Opciones de Gobierno y desafíos para Pedro Sánchez
El centroizquierda no mejora sus posiciones. En abril, el PSOE contaba con dos opciones claras para la investidura: una coalición con Unidas Podemos, el PNV y la abstención de ERC, o un acuerdo con Ciudadanos.
Tras estas elecciones, Sánchez pierde la posibilidad de sumar con Ciudadanos y la opción de la izquierda depende más que nunca de ERC, con quien ha roto puentes tras una campaña tensa. Otra alternativa sería una unión de toda la izquierda con la abstención de Ciudadanos, aunque es un escenario complejo.
Sánchez pidió “generosidad” para desbloquear la situación y afirmó: “Nuestro objetivo es formar un Gobierno estable. Hemos ganado las elecciones. Esta vez sí o sí vamos a conseguir un Gobierno progresista”. En las calles, los mensajes cambiaron: de “con Rivera no” a “con Casado no, con Iglesias sí” y “hemos ganado, dejadnos gobernar”.
El bloqueo político y la repetición electoral: un fracaso anunciado
El fantasma del 24 de julio aún pesa en la mente de Sánchez e Iglesias. Ese día, el PSOE rompió las negociaciones para la primera coalición de izquierdas desde la Segunda República, tras el rechazo de Unidas Podemos a una oferta de vicepresidencia y tres ministerios.
Desde entonces, las conversaciones no se retomaron en serio. El PSOE confiaba en que la repetición electoral le daría un cómodo resultado, pero la realidad fue muy distinta.
Decisiones internas y estrategia electoral
Tras el rechazo de Iglesias, los socialistas que apoyaban un acuerdo perdieron la batalla interna. Sánchez decidió convocar elecciones si Unidas Podemos no aceptaba un acuerdo programático con el Gobierno en solitario.
En La Moncloa vieron ventajas en la convocatoria: un PSOE reforzado, un Unidas Podemos debilitado y un posible regreso al bipartidismo con un PP fortalecido y un Ciudadanos en caída libre.
Además, creían que la fecha electoral del 10 de noviembre era ideal, ya que la crisis catalana podría movilizar al centro hacia el PSOE, como ocurrió en 2016 con Mariano Rajoy.
Balance final y perspectivas
Sánchez se negó a facilitar un Gobierno de Rajoy en 2016 y fue destituido del PSOE por ello. Esta vez, esperaba ser el presidente indiscutible y que la derecha se abstuviera para dejarle gobernar. Pero todas las previsiones fallaron.
Ahora, Sánchez tiene menos opciones para formar Gobierno y sale debilitado tras un fracaso electoral notable. Aun así, sigue siendo el único capaz de intentarlo.
El bloqueo persiste, pero a diferencia de 2016, es mucho más difícil forzar unas terceras elecciones. Sin embargo, en la política española actual, nada puede darse por sentado.

