Por Luis González Fabra
El presidente Abinader en su reciente alocución anuncio nueve medidas para enfrentar lo que el mismo designo como “crisis importada”.
Es importada porque Estados Unidos y Europa están ahora padeciendo la peor crisis inflacionaria de los últimos cuarenta años, y esto, obviamente se refleja de manera dramática en nuestra economía, afectando productos esenciales para el diario vivir de muestra población, como son el trigo el maíz y la soya.
Para bien de nuestro país tenemos un Presidente que no pierde tiempo cuando de enfrentar problemas se trata, y así como busco vacunas por los confines de la tierra cuando la pandemia nos azotaba y los países ricos no vendían, teniéndolo, el medicamento, ahora actuó con prontitud para disminuir el impacto que sobre la economía popular tiene la actual crisis mundial reflejada en nuestro diario vivir.
La primera de esas medidas es subsidiar los combustibles con el parámetro de que mientras el precio de West Texas Index, este por encima de 85 dólares el barril por debajo de 115 dólares, el gobierno mantendrá sin variación los precios internos de los hidrocarburos a nivel del 4 de marzo de este año. Es una medida justa y beneficiosa porque en caso de que los precios sigan subiendo solo una parte de ese aumento nos afectaría.
La segunda decisión es aumentar el subsidio directo al sector transporte que está a cargo del Instituto Nacional de Tránsito y Transporte de Pasajeros —–INTRANT—–. Es decir que los pasajes de los autobuses de la OMSA no subirán de precio y mantienen el mismo que tienen actualmente.
La tercera, que no ha sido entendida por una parte de la oposición, es enviar con carácter de urgencia un proyecto de ley al Congreso Nacional para reducir a cero por ciento los aranceles aplicados en frontera a la importación de productos claves en la canasta básica.
Esta medida afectara el precio del aceite refinado, mantequilla y margarina, leche en polvo, grasas comestibles, enlatados, pollos, ajo, pastas, habichuelas, harina, pan, carne de cerdo y carne res. Esta medida ha recibido un enorme apoyo de los diferentes sectores de la población.
La cuarta es el aumento al subsidio hasta en un diez por ciento a las importaciones de maíz, trigo, soya, harina y grasa vegetal. Tres mil millones e pesos se invertirán en este subsidio para evitar el aumento de los precios de los productos que usan estos insumos.
La quinta medida se refiere al mantenimiento de los subsidios focalizados que se han puesto en práctica desde el 2021 y que constituyen un apoyo directo a los más necesitados. Aumento a la tarjeta supérate y al bono gas.
La sexta: el establecimiento de un espacio de coordinación interinstitucional para la discusión y puesta en práctica de medidas administrativas que impacten los precios de venta al detalle de los productos básicos.
La séptima, la puesta en práctica de un mecanismo de Precios Justo para evitar la especulación ofreciendo información al público de los precios en diferentes establecimientos.
La octava es la agilización de trámites y permisos oficiales requeridos, para evitar dilaciones en los permisos tanto de abastecimiento como en inversiones que generan empleos.
Y nueve, se dará una gracia de seis meses para los pagos de capital de los prestamos realizados por el Banco Agrícola.
Estas medidas, tomadas a tiempo y con decisión definida de ejecución, demuestran la capacidad de Jefe del Estado y su accionar como estadista que en todo momento trata de adelantarse a los problemas en lugar de esperar que estos se le vengan encima y haya necesidad de atropellar soluciones.
Ciertamente, las medidas tomadas son paliativas, y no podían ser de otra manera, ya que se trata de hacer frente a una situación inflacionaria no generada en nuestro país sino en el exterior y por lo tanto muchas variables escapan al control del gobierno dominicano.
Nueva vez el presidente Abinader actúa como un estadista y no como un simple político del patio que en cualquier coyuntura busca beneficios políticos y económicos.