Por Nelson Reyes Estrella
Hace casi tres décadas el gran intelectual estadunidense Francis Fukuyama escribió el libro “El fin de la Historia y el último hombre” este texto visto no como el fin de los acontecimientos históricos, sino del fin de las “ideologías” y el triunfo de la democracia accidental a partir de los cambios que se daban en el accionar político mundial. Ciertamente, los grupos políticos y de intereses, que se formaban en torno a la idea de alcanzar el gobierno dejaron de nuclearse en principios ideológicos como se concebían desde el surgimiento de los partidos políticos y pasaron a defender los temas y problemas del momento.
La nueva política se alimenta de temas específicos que encarnan los desafíos del contexto histórico del momento, es ahí donde el tema de desigualdad y pobreza, el problema ambiental, el tema de género y violencia familiar, la seguridad, la salud y la educación adquieren preponderancia y dejan atrás los clásicos enfrentamientos ideológicos, y con esto se inaugura una nueva forma de ver el accionar político.
El República Dominicana el nuevo gobierno nace de un partido ( PRM) que se origina en el seno de esa dinámica política, aunque en la práctica no es el primer partido que manejaría el Estado sin los postulados ideológicos, pues, la práctica política del PRD y el PLD que han gobernados en los últimos 20 años, aunque surgen en el momento de apogeo de las ideologías y a la defensa de estas, uno como un partido revolucionario con vocación socialdemócrata y el otro, un partido de cuadro con vocación ideológica socialista, sin embargo, en la práctica abandonaron su vocación originaria y pasaron a ser partidos sin ideología. Cierto es, que “los partidos cuando llegan al poder se convierten en conservadores”, sin embargo, en los casos mencionados no se podrían llamar conservadores, el término real serían partidos sin ideologías “atrapatodo”.
Para el gobierno entrante que encabeza Luis Abinader, esto puede ser una ventaja, pues en una sociedad tan convulsa y con tantos problemas por resolver será de gran utilidad poder aprovechar la experiencia de las potencias que en el pasado representaron las ideologías, sin el compromiso de pertenecer y defender a algunas de estas, y esto le permite enfrentar abiertamente los problemas que los partidos que representaban las corrientes ideológicas no lograron resolver; por mencionar algunos de estos problemas: Deberá tener los recursos naturales como el centro del desarrollo y la eliminación de toda práctica contraria al medio ambiente, el combate y eliminación de la corrupción, distribución equitativa de la riqueza y eliminación de la pobreza, mejora de la educación y el sistema de salud y combatir la violencia familiar y mejorar la seguridad ciudadana.
Visto lo anterior y sabiendo que el fin de las ideologías ha sido propiciado por el sector empresarial, el éxito del nuevo gobierno depende en gran medida de la ambición empresarial y el tipo de ambición de esta, es decir, si la ambición es seguir acumulando dinero en los bancos nacionales e internacionales en pocas manos como ha sido hasta ahora, donde se promueve una competencia entre estos, sobre quién tienes más, o si en cambio, se piensa en crear más riqueza y mejor distribución en los sectores más vulnerable y necesitados; si la ambición se encamina hacia esto último el éxito está asegurado, lo contrario será un pueblo en las calle para que le resuelvan sus eternas necesidades, esto a la vez que pueda satisfacer las necesidades de empleos que demandan los miembros y simpatizantes del partido que lo llevó al gobierno.
Finalmente, si bien el nuevo gobierno no necesita ideología alguna, si amerita una firme vocación para servir con transparencia, enfrentar con valentía los intereses, combatir los males que nos mantienen en el subdesarrollo, y con esto estaría inaugurando una nueva cultura gubernamental en la República Dominicana.