Por Tony Espinal
El Padre Ramón Rogelio Cruz Fermín, mejor conocido como el nombre del Padre Rogelio, nacido a mediados del siglo pasado en la comunidad rural Las Lagunas, Municipio de Moca, Provincia Espaillat. Así se autodefine en su libro” Un Cura que vino del campo”.
Es un párroco salesiano famoso e ilustre por su carácter vocacional filantrópico. Es decir, es una figura que se ha destacado en el país por su gran carisma y entrega a las causas nobles y justas de la sociedad. Pero, en el caso del ex Presidente de la República, doctor Leonel Fernández, pienso que no ha sido lo suficientemente ecuánime y equitativo.
Así pues, en el contexto de su discurso caritativo y humanitario, el mismo padre ha dicho que “por su forma libre de pensar y expresarse con claridad y franqueza estuvo en peligro de muerte en varias ocasiones y recibió amenazas, acoso y persecución dentro y fuera de la iglesia”.
No obstante, por más virulento y tóxico que hayan sido los pronunciamientos del padre Rogelio en contra del doctor Leonel Fernández, el ex gobernante es una persona respetuosa y cuidadosa de la integridad física y moral de los ciudadanos, jamás reaccionaria con epítetos o calificaciones ofensivas y de agravios en contra del religioso. Y mucho menos atentaría contra vida del padre.
A propósito de lo dicho, el padre Rogelio, insisto, con su manera clara y precisa de expresarse, afirmó, de acuerdo a la publicación del Periódico Digital “Almomento” de fecha 22-09-2023 que: “el doctor Leonel Fernández es el responsable de la crisis en Haití y el conflicto por la construcción de un canal que busca desviar el río Masacre hacia territorio haitiano”.
Estimo que es una exageración culpar al doctor Fernández de las acciones criminales, de secuestros, inseguridad alimentaria y violaciones a los derechos humanos que acontecen en Haití. Sabemos que el doctor Fernández es ajeno a todo cuanto ocurre de aquel lado del masacre.
Aún más, quien puede pensar, en su sano juicio, como se dice popularmente, que la estampida o huida de haitianos indocumentados hacia la República Dominicana y otros países sea responsabilidad del doctor Fernández. Por supuesto, este tipo de declaración evidencia un radicalismo y una hostilidad poca vista en un religioso. Inclusive, me confunde porque no sé dónde sale el cura y donde entra el político en campaña.
Así es, considero que el gobierno no necesita orientar a sus funcionarios para que defiendan la gestión gubernamental. Pues tiene un vocero eficiente y laborioso en la defensa de la obra de gobierno. Aunque él dice que no tiene partido, por consiguiente, quizás, sin proponérselo, realiza esa función de portavoz oficial en los medios de comunicación.
En ese contexto de invalidar e imposibilitar al principal candidato de oposición, según las encuestas, que llegue a la presidencia de la República, Incluso, para completar la invención o ficción, solo le faltó afirmar que el terremoto de 10 km de profundidad del martes 12 de enero del 2010, “uno de los terremotos más devastadores en la historia de la humanidad de la cual se tenga registro y en el cual murieron más de 350 mil personas”, fue obra y misión del doctor Leonel Fernández.
Además, el padre afirma que los favores otorgados por el doctor Fernández a la oligarquía haitiana son los que hoy tienen ese país desestabilizado y perturbado; y, entre estos señaló: concederle la orden de Duarte, Sánchez y Mella al ex presidente, cantante y compositor haitiano Michel Joseph Martelly. Y más aún, el haberle construido una universidad con el dinero de los dominicanos.
En efecto, con gran acierto considero el acercamiento del doctor Fernández con el régimen haitiano y por tanto su objetivo coincidió con la iniciativa de la política del presidente Franklin D. Roosevelt, en Estados Unidos, el cual aplicó la política del buen vecino que tenía como objetivo establecer relaciones amistosas y de acuerdo de defensa mutua con las naciones de América Latina, con un enfoque basado en la cooperación, la no intervención y el comercio en lugar de la fuerza militar.
Sin duda, eso es lo que debe prevalecer y preponderar en circunstancias peligrosas como son las que viven la sociedad dominicana y el pueblo haitiano.
Así que, no es pertinente ni prudente la desnaturalización de los acontecimientos sociales, políticos e históricos que acontecen en la hermana República de Haití. Atribuyéndole la responsabilidad de hechos inhumanos y crueles a persona que nada tiene que ver con la situación de crisis e inseguridad que vive el pueblo haitiano.
Por el contrario no es momento de conjugar a nadie, pienso que la historia debe encargarse de eso. Lo que se impone en estos momentos aciagos y hostiles es la reflexión y la deliberación del trance y peligro por la vía más idónea, la diplomática. No hay otra senda o ruta más expedita que esa… y punto.