El expresidente Leonel Fernández decidió romper el acuerdo, firmado o no, consensuado o no, coyuntural o no, de palabra o no, con el presidente Luís Abinader para iniciar bien temprano su carrera hacia la presidencia de la República. Está en campaña, fuera de tiempo y al margen de la ley, porque, como dicen los cristianos “hay almas que salvar”.
Tras los intentos de Danilo Medina para modificar la Constitución y buscar un tercer mandato, Fernández se convirtió en el “guachimán” de la Carta Magna, coincidiendo con Luís Abinader. Juntos convocaron a la sociedad civil para enfrentar los aprestos continuistas del posible dictador del “Siglo 21”, con manifestaciones en la Plaza de la Bandera y el Congreso. Caminatas multitudinarias frente al Palacio Nacional que culminaron en el Parque Independencia, dieron sus resultados. A pesar de su poder dentro y fuera del Congreso, Danilo no pudo, por más bellaquerías que hizo, cambiar la correlación de fuerzas. Fue acorralado y aislado
Danilo mostró una torpeza insólita en el manejo de la crisis de su partido. La ambición de poder le impidió actuar con inteligencia, prudencia y sensatez. Para cerrarle el paso a Fernández, impuso a Gonzalo Castillo como candidato, obligándolo a irse del PLD, formar la Fuerza del Pueblo, coadyuvando así con la victoria holgada del PRM, tanto en el nivel municipal, congresual y presidencial.
Al “perder” la convención del PLD, con fraude o sin fraude, de acuerdo con la ley de partidos y régimen electoral, Leonel no podía ser candidato, pero una decisión inexplicable de las autoridades electorales se lo permitió convirtiéndose en el primer tránsfuga del proceso.
(Para justificaron su rompimiento con Abinader, Leonel dirá: “Excúseme de nuevo, estábamos juntos luchando contra un enemigo común, como Danilo, pero no reburujados”)
Leonel se ha convertido en un candidato sempiterno creyendo que no hay nadie más que pueda ocupar la presidencia, como si fuera un predestinado. Viola la ley como si estuviera por encima de la norma. No me molesta -en lo absoluto- que persista obcecadamente en la búsqueda de una nominación. Es casi seguro que lo logrará. Como el PLD no tiene candidato, ya que Danilo está impedido por la Constitución, seguirá desangrando “la vieja casa” hasta derribarla. Tratará de reunificar a la “familia peledeísta” para su beneficio. No tendrá en la Fuerza del Pueblo a nadie que se le oponga, porque ese partido fue creado a imagen y semejanza. Nadie se le opondrá. La Fuerza del Pueblo, como le permitieron que se llamara, no tiene más líder que él. ¡El caudillismo no ha muerto!
Lo que sí me molesta -y mucho- es que el expresidente hable como si recién llegó de otro planeta, como si no supiera lo que ha pasado en los últimos 20 años, como si todos los males que padece el país fueran nuevos, como si los únicos culpables del caos y el desastre imperante fueran Danilo Medina y Luís Abinader; es como si dijera: “si algo pasó, yo no estaba aquí”. Y ocurre que Leonel fue presidente de la República durante tres periodos, (1996-2000, luego del 2004 hasta el 2008 cuando llegó su hoy archienemigo -antes compañeros y socios- Danilo Medina) Leonel parece tener una memoria selectiva que le permite olvidar lo que le perjudica y recordar lo que le favorece. Un alzhéimer extraño.
No recuerda que el modelo económico, político y social del PLD, que cambió los valores éticos y morales de la sociedad, corrompiéndolo todo, se produjeron durante sus gobiernos; olvida que fue él quien decidió “pagar para no matar” creando mecanismos de envilecimiento y vagancia entre los jóvenes; que el narcotráfico y el microtráfico alcanzaron niveles muy grandes a tal punto que se habló de miles de puntos de drogas en los barrios, que el juego de azar se incrementó, a tal grado que hoy tenemos, según cálculos conservadores, más de 130 mil bancas de apuestas. El expresidente Fernández tal vez no sepa -o no quiera saber- que contribuyó a crear un pueblo de ludópatas, cleptómanos y conceptualizadores de la mentira, el fraude y el saqueo. El ex presidente olvidó que canceló a Guillermo Moreno como fiscal del Distrito por ser demasiado “independiente” sometiendo a la justicia a los corruptos; que designó a sus amigos, socios y relacionados en el ministerio público y en las altas cortes; olvida que durante sus mandatos se denunciaron cientos de casos de corrupción sin que en ningún caso la justicia actuara, que la impunidad fue la norma, olvida como pasó el sombrero entre suplidores, contratistas del Estado y empresarios para el nacimiento de la muy poderosa y millonaria Fundación Global, Democracia y Desarrollo que hizo millonarios a sus principales allegados, algunos de los cuales nunca habían tenido una cuenta corriente en un banco; olvida el caso de la Sun-Land, el “crespón negro” de la Suprema Corte de Justicia de Jorge Subero , el PEME y muchos otros.
Fernández habla como el que defeca y no lo siente. Nunca lo he escuchado hacerse un “mea culpa”, la autocrítica no existe en su vocabulario ni en su práctica. Todo lo humano le es ajeno. Parece haber llegado en una nave extraterrestre con súper poderes que ni la kriptonita lo debilita. Leonel tiene mala memoria. Espero que el pueblo no, que recuerde los 12 años de Leonel, que fueron tan malos como los ocho de Danilo. ¡Memoria contra el olvido, pueblo dominicano!
Por JUAN T H