POR JUAN T H
Debe llegar el día en que los sectores políticos, económicos y sociales se pongan de acuerdo para la creación de un sistema educativo que contribuya al desarrollo integral del pueblo. Lo mismo con el sistema de salud. Ningún país del mundo ha logrado avanzar hacia un estadio de desarrollo sin contar con buena salud y educación. El motor principal de desarrollo es el hombre. El producto más importante no es el dólar, el oro o el petróleo, es el ser humano. Como dice Alberto Cortez en una de sus canciones: Juan Comodoro buscando agua encontró petróleo, pero se murió de sed”.
El famoso 4% del PIB para la educación no ha sido suficiente. ni lo será nunca. Sobre todo, cuando se invierte mal, cuando se montan campañas electorales presidenciales con esos recursos, cuando se gastan en construcciones de escuelas mal diseñadas y con vicios de construcción, cuando una buena parte del dinero se dilapida. El 4% ha sido una piñata para políticos inescrupulosos. Algunos países asignan el 6, el 8 y hasta más del 10% en sus sistemas educativos. Y lo gastan como deben gastarlo. Nadie se lo roba.
En salud República Dominicana invierte menos de dos, por cierto. Organismos internacionales y el Colegio Médico reclaman por lo menos un 5%. El promedio de América latina en salud es de 4%. En los países desarrollados es mucho mayor. Alemania, por ejemplo, invierte más del 10% de su PIB, Francia y Suecia, entre otros países europeos también rondan el 10%. La diferencia es mucha. ¡Demasiado!
Mientras la “clase política” (no sé de dónde sacaron que los políticos constituyen una clase) y la clase empresarial (los burgueses, verdaderos dueños del país) no se pongan de acuerdo en diseñar un sistema de salud y otro de educación sin importarle el costo, la República Dominicana no dejará de pertenecer al tercer mundo, no podrá cerrar la brecha que la separa de los países desarrollados cuyo crecimiento tecnológico y científico es cada vez mayor, exponencial.
No es posible que constantemente las escuelas públicas y la universidad del Estado sean paralizadas en reclamo de aumento salariales. ¡No es posible! No es posible que los hospitales públicos les cierren sus puertas a los pacientes. Las huelgas en los centros de educación y de salud solo perjudican a los más pobres. No he visto una sola huelga en las clínicas privadas donde los médicos tienen bajos salarios, no tienen seguro médico, ni pensiones, lo mismos sucede en los colegios, donde el salario es bajo, sin seguro ni pensiones.
Estoy de acuerdo con las huelgas cuando procuran el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de los ciudadanos, principalmente de los obreros y campesinos. Desde 1966 el derecho a la huelga está consagrado en nuestra Constitución. Las huelgas suelen tener un carácter político. No más huelgas en los hospitales ni en las escuelas, no más desorden y caos en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Impedir que los hijos de machepa reciban el pan de la enseñanza es un crimen, como también lo es el cierre de los hospitales. No me opongo a los reclamos de maestros y médicos, a lo que me opongo es a las constantes huelgas. Hay mil maneras de protestar, de exigir, de reclamar, pero jamás sin dejar de asistir a las aulas ni a los consultorios médicos públicos.
Hay que invertir más y mejor en educación; hay que invertir más y mejor en salud. Todo lo demás es secundario para un país atrasado como el nuestro. Presidente Luís Abinader, escriba su nombre con letras de oro, termine la Ciudad Sanitaria. Será un gran aporte a la salud del pueblo dominicano que nunca olvidará.
El Colegio Médico, el gobierno, es decir el Estado, junto con los empresarios, tienen la obligación de crear un sistema de salud moderno para todos, no solo para los ricos que antes un resfriado o un dolor de cabeza toman un avión y marchan a Estados Unidos. De igual modo el gobierno, el sector privado y los maestros tienen que sentarse y modificar el sistema de arriba abajo. De lo contrario me temo que seguiremos en la cola cada vez que se analice y se examine la educación dominicana.
La educación y la salud: claves del desarrollo.