Actualmente el parlamento chileno discute la posibilidad de un segundo retiro desde los fondos previsionales administrados por las AFP chilenas. El primero, según los expertos, trajo consigo consecuencias favorables por el incremento en el nivel de gasto y pago de deudas, que sirvió como factor revitalizador de una alicaída economía. Lo cierto es que a casi dos meses, de tal retiro, y que fue solicitado por casi el 90 por ciento de los cotizantes, ahora muchos se la juegan por la necesaria obtención de la segunda remesa, un nuevo 10%, para enfrentar una crisis que sigue afectando a la población, con sus asociadas consecuencias sociales.
Carmen Díaz (63) se levantó a las 6 de la mañana, para llegar un poco antes de las 7 a la municipalidad de Quilpué, comuna donde reside, en la región de Valparaíso en Chile. Hace una larga fila y es atendida finalmente a las 9 por la asistente social de la entidad, quien le proporciona un documento que le permitirá certificar que desde el mes de agosto de este año, ya no percibe ningún tipo de pago previsional, pese a ser jubilada. Carmen forma parte de los casi tres millones de chilenos y chilenas que se quedaron sin fondo de pensiones tras el retiro del 10%. Ahora, inicia los trámites para acceder a la Pensión Básica Solidaria.
La crisis económica, agravada por la pandemia que azota al país, impactó fuertemente en las arcas de las familias chilenas, razón que llevó a un grupo de diputados y diputadas a presentar un proyecto de reforma a la ley de pensiones, que facilitó el retiro del 10% de los fondos previsionales entre quienes decidieran solicitarlo. Una medida histórica y urgente que fue aprobada por el Congreso Nacional y promulgada por el Presidente de la República, Sebastián Piñera. Pagos que las administradoras pusieron a disposición de los cotizantes en tiempo récord.
Carmen, a sus 63 años, dejó de percibir pago desde sus fondos previsionales por quedarse “sin saldo”. “La verdad es que nuca supe mucho cuánta plata me quedaba o tenia en la AFP. Yo toda mi vida he trabajado, muy duro, pero generalmente lo hice como independiente. Trabajé en ferias libres, como empleada doméstica, y otro tiempo estuve fuera de Chile, entonces tuve muchas lagunas y por largos períodos no coticé en la AFP”, cuenta Carmen.
Esta situación que le afecta, se repite entre millones de chilenos que al acceder al retiro total del 10% de sus fondos, por letra de la ley aprobada, les otorgó derecho a acceder a todo su ahorro, ya que según se describe, “el monto mínimo a retirar corresponde a 35 UF ($1.003.600, unos USD1.270). Si el 10% es menor a las 35 UF, cada afiliado podrá retirar hasta dicho monto”. Esto hizo Carmen, retiró alrededor de un millón de pesos, justo lo que le quedaba en su cuenta de ahorro previsional.
A juicio de los críticos del proyecto de retiro, esta es una consecuencia no prevista por quienes apoyaron la reforma. Por su parte, una de las parlamentarias que participó en el diseño del proyecto que permitió el retiro del 10%, la diputada de la Federación regionalista Verde Social, Alejandra Sepúlveda, defiende el retiro. “Desde el punto de vista del análisis que nosotros hicimos, una persona que tiene un millón de pesos (USD 1.260) o 600 mil pesos (USD 760)de fondos y va a jubilar, la jubilación autofinanciada es prácticamente nada, menos de 7 mil pesos (USD 9), por lo tanto las personas que tenían menos de un millón de pesos les convenía más sacar la plata porque la jubilación que iba a tener era mínima”, sostiene.
Ya pasaron casi dos meses desde que las AFP chilenas iniciaron el pago de los montos que, por ley, los cotizantes pudieron retirar. Tiempo suficiente para gastar o invertir el dinero recibido. Según un estudio desarrollado por “Defensa Deudores” y la Facultad de Estadística y de Sociología de la Universidad de Playa Ancha, se reveló que los principales usos que dieron a los fondos retirados de las AFP fue, en un 47% a compras de alimentos y productos de primera necesidad. Otro 45% lo destinó a pagar deudas con casas comerciales y bancos. El 7%, por su parte, dijo que adquirió equipamiento para el hogar y un 7% vestuario y calzado.
Carmen retiró casi un millón de pesos (USd 1.260), correspondiente al total del saldo que mantenía en su ahorro previsional. “La verdad es que fue una buena noticia, porque era plata con la que no contábamos. Cuando se supo de la idea del proyecto para retirar fondos, algunas personas me advirtieron que revisara cuánta plata me iba a quedar para la jubilación, pero la verdad es que para mis necesidades actuales, yo necesitaba retíralo, no importaba lo que fuera. Mis compromisos son ahora, mis deudas son de ahora y no para más adelante”, sentencia.
La cifra del gobierno señala los 3 millones y son personas que ya gastaron todos sus fondos y ahora, incluso en edad de jubilación, no reciben ningún dinero mensual. La diputada Sepúlveda hace énfasis en la necesidad de mejorar el sistema de pensiones, ya que actualmente quienes no alcanzan los 65 años, no acceden a los beneficios de la Pensión Básica Solidaria, por los requisitos, que incluyen tener, al menos, 65 años cumplidos y pertenecer al 60 por ciento más pobre de la población. “Lo que ocurre es que cuando quieres postular a una pensión básica solidaria, lo primero que te dicen es que retires los fondos que tienes en las AFP y después tienes que incorporarte en la pensión básica solidaria que es lo que le corresponde a ellas. Lo que hay que hacer es precisamente es lo que ella hizo, retirar la plata y ahora postular a la pensión básica solidaria que entrega el estado”, afirma.
Otra parlamentaria, Marcela Hernando, miembro del Partido Radical y también firmante del proyecto que permitió el retiro del 10% declara que haber tenido un millón de pesos en la cuenta de ahorro previsional era lo mismo a no tener nada. “Si retiraste todo lo que tenías da lo mismo que no hubieras tenido nada porque con un millón en la cuenta, o menos, no tendrías ninguna jubilación, o tendrías 10 o 15 mil pesos mensuales (entre USD 12 y USD 19). Lo que sí es seguro es que esa plata que retiraste te sirvió mucho más ahora. Un dato que debería llamar la atención de los que planifican política pública”, declara.
“El dinero ya se entregó, ya se pagó, ya se invirtió”, dice Carmen. “En mi caso, ocupé la plata en pagar algunas cosas, las más pequeñas porque sigo endeudada, pero lo más importante es que usé parte de eso en un emprendimiento con mi marido. Una peluquería canina que yo espero, me de más ganancia que los 100 mil pesos mensuales que tenía con mi jubilación”.
A juicio de la psicóloga clínica, Verónica Amiune. “Hay varios factores que inciden, en que el gasto se incremente, aún con riesgo de quedarse sin nada. Partamos de la base de que culturalmente somos consumistas. A esto se suma que estamos en un proceso de aislamiento que necesitamos recompensar con algo. Tener dinero y gastarlo, aminora esa incertidumbre. Pero hay algo superior en el comportamiento, y eso es que ante el peligro al que estamos enfrentados por la situación de pandemia que nos afecta, lo primero que vamos a tratar de hacer es protegernos. Es decir, buscar vías para desarrollarse, emprender negocios y garantizar el sustento”, declara.
Carmen Díaz, insistirá en los trámites y documentos que se le requieren para activar el pago de la Pensión Básica Solidaria, pero no deja de trabajar a los 63 y quiere continuar. “Es que de otra forma no me alcanza. Ahora, armé el negocio, compré la maquina que nos faltaba y estamos atendiendo perritos que nos dejan lo suficiente para vivir y estar más tranquilos. La posibilidad de volver a recibir plata de jubilación, no sé, ya se verá. Pero mis necesidades, son ahora”.
Por Cristián Torres
desde Santiago, Chile