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A propósito de mi artículo del pasado fin de semana, “la unificación de la isla”, escrito a partir del discurso del presidente Luís Abinader en Nueva York durante la Asamblea General de las Naciones Unidas, hablando sobre el peligro que representa el vecino país para la seguridad de la República Dominicana y para la región del Caribe, donde dijo, de manera categórica, que no hay una salida dominicana a la crisis de Haití,  una parte de los haitianos residentes en nuestro país y en el suyo, me han respondido diciendo que ellos tampoco quieren -ni desea- la unificación. Estoy convencido de que es así. Nadie quiere irse de su país, del lugar donde nació y nacieron sus hijos, sus padres, sus ancestros. Los haitianos quieren seguir siendo haitianos. Y los dominicanos -no importa en qué lugar del planeta se encuentren- también quieren seguir siendo dominicanos. Pero la migración es un hecho histórico, universal. Es la pobreza la que obliga, la que empuja a la gente a irse. Más de dos millones de dominicanos residen en Estados Unidos, Europa y otras regiones. Son exilados económicos. Por su gusto, nadie se iría de su terruño querido. Ocurre lo mismo con los haitianos, nicaragüenses, venezolanos, colombianos, mexicanos, hondureños, africanos, etc., etc., etc.

Altice

El mandatario dominicano hizo un llamado a los países grandes y desarrollados a que acudan en ayuda de Haití, principalmente -digo yo- a Estados Unidos que mantiene relaciones bilaterales con su “traspatio” con sentido de subordinación, de hermano mayor o de padre que se cree con derecho a dar sermones y pelas, que no mantiene relaciones de igualdad y respeto a las soberanías nacionales de nuestros pueblos. (El padre irresponsable que abandona los hijos cuando se separa de la madre. En el caso del Tío Sam, cuando nos saquea y se lleva toda la riqueza)

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Estados Unidos invierte más de 700 mil millones de dólares en armamentos, alrededor del 36% de todo el mundo, casi el 4 por ciento de su Producto Interno Bruto, sin ser -que barbaridad- el país que porcentualmente invierte más dinero en su seguridad. Seis de los países que más gastan en armas están en Medio Oriente, armados hasta los dientes precisamente por Estados Unidos y otras potencias. Alemania, Rusia, China, Francia, Italia y otros también despilfarran en armas mortales contra el medio ambiente y contra la propia humanidad muchísimo dinero. Solo en Afganistán, por ejemplo, Estados Unidos gastó 300 millones de dólares diario durante 20 años, casi dos mil billones, para al finalmente salir derrotado.

En la medida que Estados Unidos aumenta su poder destructivo, sus adversarios hacen lo mismo. Solo que el coloso del Norte, que pierde terreno, se debilita a pesar de ser el país que más gasta de todos superando por mucho a China, Rusia y Alemania, entre otros. Es una carrera que ni siquiera los tratados y acuerdos internacionales han podido evitar.

Ustedes se preguntarán, ¿qué tiene que ver la carrera armamentista con la crisis de Haití? Como nuestro vecino, hay muchos otros países “cayéndose a pedazos” sumergido en la más abyecta pobreza, sin viviendas, alimentos, salud, energía eléctrica, agua potable, obras de infraestructura, etc. (El 99 % de la población mundial tiene menos riqueza -prácticamente nada- que el 1% que lo tiene todo en demasía) Como dijera el uruguayo Eduardo Galeano, “el mundo está patas arriba”)

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Los diez países más pobres del globo terráqueo están en África; Afganistán, por ejemplo, pese a la inmensa fortuna que gastó Estados Unidos durante 20 años, sigue entre los más pobres del mundo. Ningún país del mundo intervenido por Estados Unidos en nombre de la libertad y la democracia se ha desarrollado, al contrario, se ha empobrecido más. No hay ninguna razón para la pobreza en el mundo; ninguna razón para que haya millones de niños en las calles. El mundo produce riquezas suficientes para el bienestar de todos sus habitantes

Haití es uno de los más pequeños y empobrecidos países del Caribe y del mundo a pesar de ser propiedad de los estadounidenses que lo han intervenido militarmente, propiciado golpes de Estado y apoyado regímenes corruptos y criminales. ¿Por qué Estados Unidos, Francia, España, Italia, Inglaterra y Alemania, entre otros, no invierten en el desarrollo de Haití para saldar la deuda histórica que tienen con ese pueblo, y por el contrario pretenden que sea la República Dominicana, otro país empobrecido por el saqueo y el robo desde la llegada de Colón en 1492, origen del problema ancestral de ambos países?

Por JUAN T H

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