Santo Domingo, RD. – La búsqueda de la felicidad ha sido una constante en la historia de la humanidad, pero hoy la ciencia ha trazado un camino más claro para alcanzarla. A través de estudios en neurociencia y psicología, se ha determinado que la felicidad no es solo un resultado del azar o de factores externos, sino una habilidad que puede desarrollarse con hábitos específicos.
Investigaciones recientes han revelado que la felicidad se compone en un 50% de factores genéticos, un 10% de circunstancias externas y un 40% de acciones intencionadas. Esto significa que, aunque el entorno influye, cada persona tiene el poder de fortalecer su bienestar a través de prácticas diarias.
El cuarteto de la felicidad
El bienestar emocional está regulado por un grupo de neurotransmisores conocidos como el “cuarteto de la felicidad”, compuesto por la dopamina, serotonina, oxitocina y endorfinas.
- Dopamina: responsable de la motivación y el logro, se activa al completar metas y recibir recompensas.
- Serotonina: favorece un estado de ánimo estable y se estimula con la exposición al sol y la meditación.
- Oxitocina: conocida como la “hormona del amor”, fortalece los lazos afectivos y la sensación de pertenencia.
- Endorfinas: actúan como analgésicos naturales, generando placer a través del ejercicio, la risa o la música.
A estos se suma la anandamida, un neurotransmisor relacionado con la relajación y el bienestar, cuya producción aumenta con el ejercicio aeróbico.
¿Qué es el ayuno de dopamina?
El concepto de ayuno de dopamina surgió en 2019 a partir del trabajo del psicólogo Cameron Sepah, de la Universidad de San Francisco. Aunque su nombre puede generar confusión, no se trata de eliminar la dopamina del organismo, sino de regular la exposición a estímulos de gratificación inmediata para restaurar la sensibilidad del cerebro al placer natural.
Según el Dr. Enrique De Rosa Alabaster, experto en salud mental, la idea del ayuno de dopamina no busca reducir los niveles de dopamina, sino evitar la sobrecarga causada por la exposición constante a estímulos placenteros como las redes sociales, el consumo de azúcar y el entretenimiento digital.
Para lograrlo, se recomienda aplicar tres claves naturales:
- Modificación de la dieta:
- Priorizar alimentos ricos en tirosina, un precursor de la dopamina, como lácteos, huevos, carnes y frutos secos.
- Evitar el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados, azúcar y grasas saturadas.
- Reducir el consumo de estimulantes como cafeína, alcohol y cannabis.
- Restricción de actividades de recompensa inmediata:
- Limitar el uso de redes sociales, videojuegos y contenido digital adictivo.
- Implementar periodos de desintoxicación digital, siguiendo técnicas como las recomendadas por Sepah.
- Aumento de la actividad física:
- Fomentar el ejercicio al aire libre, ya que mejora la regulación de neurotransmisores.
- Favorecer actividades físicas de larga duración para estimular la producción de dopamina de manera saludable.
El mayor estudio sobre la felicidad
El Dr. Robert Waldinger, profesor de psiquiatría en la Universidad de Harvard, ha dirigido el Estudio de Harvard sobre el desarrollo de los adultos, una de las investigaciones más extensas sobre la felicidad.
Iniciado en 1938, este estudio ha seguido a generaciones de personas a lo largo de 85 años, analizando su salud, sus emociones y sus relaciones. Sus hallazgos revelan que los factores más importantes para alcanzar la felicidad son las relaciones personales y la autenticidad.
Los participantes que priorizaron el trabajo sobre la familia expresaron arrepentimiento, mientras que aquellos que invirtieron tiempo en sus seres queridos tuvieron una mejor calidad de vida y menos problemas de salud.
Waldinger destaca que la felicidad no se encuentra en los bienes materiales, sino en las experiencias y conexiones humanas.
Conclusión: el camino a una felicidad sostenible
La evidencia científica confirma que la felicidad es una habilidad que puede entrenarse con hábitos saludables. Regular la exposición a estímulos, priorizar relaciones significativas y practicar el autocontrol en el consumo de recompensas instantáneas permite alcanzar un estado de bienestar más estable y duradero.
En última instancia, la felicidad no es un destino, sino un camino que cada persona puede recorrer a través de pequeñas acciones diarias.