Reflexiones sobre la crisis política y social en el país
Juan T H expresa con profunda frustración la realidad política y social que atraviesa su país, marcada por la falta de valores, ideologías sólidas y un compromiso real con la ciudadanía, el desarrollo y el bien común. La decepción surge ante políticos inescrupulosos que solo buscan su beneficio personal, prometen sin cumplir y roban impunemente, mientras manipulan a un pueblo sumido en la ignorancia y la apatía.
Un país atrapado en un círculo vicioso de corrupción y decadencia
Este país se ha convertido en una selva de cemento y plomo, dominada por piratas, bandidos y ladrones. La deshumanización avanza, y los valores que hoy prevalecen son la política corrupta, el narcotráfico, los juegos de azar y la prostitución en todos los niveles, desplazando el estudio, la ciencia y el trabajo honesto como verdaderos motores de progreso.
Raíces profundas en medio del desencanto
Aunque no se eligió nacer aquí, Juan reconoce que en este lugar echó raíces, amó y fue amado, y construyó lazos con amigos y compañeros de lucha. Sin embargo, se cuestiona si el odio y el resentimiento que siente tendrán algún sentido o si simplemente terminarán en un callejón sin salida.
Memorias destruidas y héroes olvidados
Mirando hacia el pasado, solo encuentra escombros, mártires y héroes olvidados. Los nombres de patriotas son desconocidos o denigrados, mientras que la esperanza se prostituye bajo la sombra de la violencia, la corrupción y la explotación de los más vulnerables, especialmente adolescentes en barrios y campos.
Un presente estancado y un futuro incierto
El presente es descrito como cruel y despiadado, detenido en un tiempo que parece no avanzar, donde el pueblo queda “eterno y escondido” en la oscuridad. La desconexión con la historia y la identidad conduce al olvido, mientras la sociedad se siente perdida en un laberinto sin salida, atrapada en un ciclo colonial de destierro y exclusión.
La búsqueda de un rumbo en medio de la incertidumbre
Juan se pregunta cuál es el camino a seguir en este desierto político y social. La izquierda, una palabra vacía; el centro, un engaño; y la derecha, la misma corrupción y decadencia de siempre. Esta encrucijada refleja la falta de alternativas reales para un pueblo que no logra levantarse.
La emigración como síntoma de desesperanza
Más de dos millones de personas han abandonado el país, mientras que quienes permanecen lo hacen por falta de opciones o porque no se les permite salir. Este éxodo masivo es un reflejo claro de la crisis profunda que atraviesa la nación.
Un grito de rechazo y desesperación
Finalmente, Juan se cuestiona su lugar en un país donde incluso el “Padre de la Patria” murió desterrado, olvidado y triste. Rechaza la idea de vivir y morir en una nación marcada por la corrupción y la injusticia. Su voz es un llamado urgente a la reflexión sobre el futuro que se está robando, no solo a él, sino a las próximas generaciones.
Este país necesita un cambio profundo que devuelva la esperanza, la justicia y la dignidad a su pueblo.

