Por Luís Céspedes Peña
Joe Biden y sus seguidores siguen celebrando la victoria, no declarada oficialmente en Estados Unidos, luego de contarse los votos que se le atribuyen al candidato vencedor de las elecciones, quien supuestamente obtuvo una cantidad mayor a los 74 millones de sufragios directos, para luego superar el número de los 270 electores.
El candidato considerado perdedor, el republicano Donald Trump, asegura que le hicieron un gran fraude a través de los votos por correo y que acudirá a los tribunales para demostrar su acusación.
A los lectores con menos conocimiento de los procedimientos de las Leyes de Estados Unidos, hay que decirles que en esa nación todos los ciudadanos están en el deber de cumplirlas, incluyendo al Presidente de la República.
Trump ganó más votos presenciales que Joe Biden. ¡Eso desde ya es un problema para Biden! Si Trump, que dice que las elecciones no terminaron, presenta alguna evidencia del supuesto fraude, es probable que cambie todo el panorama político que hoy vive Estados Unidos.
Si el equipo de campaña de Trump presenta boletas falsificadas o suplantando nombres de personas que ya están muertas o no votaron, Joe Biden se mete en un grave problema judicial que podría costarle la Presidencia de la República y hasta llevarlo a prisión, no sólo a él, sino a todos los implicados en ese crimen, si realmente sucedió, como denuncian los supuestos perdedores.
Si hay pruebas, eso sería suficiente para la convocatoria a nuevas elecciones o el candidato declarado ganador podría estar enfrentado a la Justicia por cargos criminales.
Si Trump mantiene su postura de ganador de las elecciones, como es su creencia, y presenta las pruebas que avalen su denuncia, la Suprema Corte de Justicia, que es el máximo organismo judicial de Estados Unidos, está en el deber de actuar.
La pregunta sería si ese organismo judicial recibe las evidencias de un fraude, ¿anularía las elecciones u optaría por dar como perdedor, por fraude, al supuesto ganador Joe Biden? Creemos que hay un gran problema que hay que prever.
¿Por qué? Porque si la Suprema Corte de Justicia declara ganador a Trump, en base a un fraude ya comprobado por la Justicia, en Estados Unidos se originaría la peor destrucción de propiedades de todos los tiempos, de parte de manifestantes que apoyan a Joe Biden.
Pero si ocurre lo contrario, ocurrirá otra devastación social de parte de seguidores de Trump, cuya mayoría fue la que se arriesgó a ir a votar a los centros electorales en medio de la pandemia del coronavirus, porque la totalidad de demócratas lo hizo a través del correo.
Si se presentan las pruebas, la Justicia debe actuar y no podrá desconocer los alegatos del Partido Republicano, pero la solución, por la crisis en que está envuelto Estados Unidos, tendría que ser negociada. Si no se logra negociada, la única salida es nuevas elecciones, pero el dilema estaría en si con un fraude demostrado Biden podría ser candidato presidencial otra vez. Estamos escribiendo en base a que se produzca la posibilidad de la demostración de un fraude electoral.
En lo personal, creemos que observando la radicalización de los seguidores de ambos partidos, siempre que se presenten las pruebas de fraude electoral, la solución podría implicar el Congreso de esa nación, porque ambas cosas se relacionan.
No creemos que aunque Trump tenga la razón, la Justicia le entregue la Presidencia para su reelección. Y siendo así, Trump podría ser una víctima con honores, pero no más Presidente. Todo parece indicar que los republicanos tienen evidentes pruebas de su denuncia. De no ser así, entonces podrían pagar con muchos años en la oposición esa tragedia política en la potencia económica, política y militar más grande del mundo.
En lo que respecta a la estrategia electoral, Joe Biden trabajó en los pequeños Estados y cuando llegó la contadera en los grandes centros electorales claves para los candidatos, ya éste tenía pintado de rojo el mapa a su favor. ¡Fue lo que escribimos en un artículo anterior!
Dijimos si Biden no trabajó en los pequeños Estados, perdió las elecciones, pero ocurrió lo que planteamos. Además, Biden dejó para última instancia su promoción de auténtico católico, que trabajaría para ayudar no sólo a esa institución religiosa, sino a todas las demás del género.
Biden podría convertirse en el segundo Presidente católico de Estados Unidos en toda su historia. El primero lo fue el asesinado demócrata John Fitzgerald Kennedy, nacido en Brookline, Massachusetts, el 29 de Mayo de 1917. Murió baleado en Dallas, Texas, el 22 de noviembre de 1963, cuando todavía gobernaba a Estados Unidos.
El Presidente Trump se manejó muy bien con las instituciones religiosas, a las cuales complació, en un alto porcentaje, con la eliminación casi total de los recursos que el Estado le proporcionaba a las instituciones abortistas. El actual jefe de Estado rechaza el aborto como política para mejorar la economía del país. ¡Y también Biden es opuesto al aborto! Hay que reconocer que el poder de las instituciones religiosas de Estados Unidos, es extraordinario.
La otra estrategia de Biden fue dejar para último la promoción de candidata vicepresidencial de raza negra e hija de una migrante extranjera y primera del género que podría ocupar ese cargo, como es Kamala Harris. No hay ninguna duda de que con Kamala, Biden no sólo obtuvo muchos votos con ese color en su país, sino de los nacionalizados latinoamericanos, africanos u otros.
Biden es uno de los pocos aspirantes presidenciales norteamericanos que visitó a la República Dominicana durante el gobierno de Danilo Medina, país donde dejó formado un Comité de amigos, que en el fondo se sabe que es para buscar votos de los nacionalizados dominicanos, ampliar sus relaciones con sectores importantes y su apoyo en los medios de comunicaciones, los cuales, los últimos, maneja con mucha habilidad.
Biden, en su condición de vicepresidente de Estados Unidos en ese entonces, fue recibido en el Palacio Nacional por el Presidente Medina, la vicepresidenta Margarita Cedeño y otros funcionarios, donde éste se comprometió a apoyar al gobierno en algunas obras, como el 911. Esa visita se produjo en el 2014.
Dos años después ganó la Presidencia de Estados Unidos Donald Trump, en el 2016. A partir de ahí comenzaron las presiones en contra de la modificación a la Constitución de la República, la cual dice que el Presidente puede optar por ocho años consecutivos, pero Medina sólo tenía cuatro después de la reforma del 2015, en violación a sus derechos constitucionales de elegir y ser elegido.
Medina nunca dio a entender que quería su reelección, pero sus seguidores trabajaban para eso. La presión del gobierno de Estados Unidos, dirigido por Trump, que envió a esta nación al secretario de Estado, Michael Richard (Mike) Pompeo, para que se reuniera con el Presidente Medina y los congresistas, con la encomienda de que las autoridades norteamericanas se oponían a la modificación de la Constitución, logró su objetivo.
Pero eso no se quedó ahí, porque el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) sufrió la anulación de las elecciones presidenciales que estaba ganando en el momento que se desarrollaban, y con esa influencia del gobierno de Estados Unidos, fue sacado del poder.
Se le atribuye al actual Presidente Luis Abinader, hacer todas esas gestiones con sus amigos republicanos dirigiendo el gobierno. ¡Fue un gran error del Presidente Trump, que en vez de restar tenía que sumar votos de los nacionalizados simpatizantes o amigos del peledeísmo! Todo lo que tenía que hacer era no intervenir en el proceso, para así sumar votos de ambos lados.
La República Dominicana tiene en Estados Unidos una de las colonias más grandes, con una gran mayoría de nacionalizados. Le dejó el campo abierto al congresista demócrata santiaguero Adriano Espaillat, que se movió en este país como un pez en su agua, buscando votos para los candidatos de su organización política, pero que se sabe que el líder de darle seguimiento al Comité de amigos de Joe Biden, es el hoy ex embajador norteamericano en esta nación, James Brewster.
Muchos se preguntaban por qué Trump le aplicó el poder de Estados Unidos al PLD, pero ahora queda claro que la entidad morada se vinculó a los demócratas y los perremeístas, con Luis Abinader a cabeza, con los republicanos.
¡Así de importante es República Dominicana para los líderes políticos de Estados Unidos! En la campaña electoral norteamericana, el hábil ex embajador de Estados Unidos en nuestro país, hizo uno de los mayores compromisos internacionales para República Dominicana, que consiste en traer a esta nación a Joe Biden como Presidente. Sería el primer Presidente norteamericano en hacer una visita oficial a estas bellas tierras, con las más hermosas playas del continente. ¡Vamos a esperar!
¡Gracias por leernos!