Por JUAN T H
Hasta el triunfo de la revolución el primero de enero de 1959, Cuba no era más que un gran casino de juego donde el azar entraba por los sectores más empobrecidos del país y salía por la puerta ancha de la corrupción que patrocinaba la dictadura de Fulgencio Batista y sus secuaces. Para entonces, Cuba era un estercolero, “hasta que llegó el comándate y mandó a parar”, como dijera el icónico cantautor Carlos Puebla.
Desde entonces, Cuba ha sido un referente ético y moral en toda América Latina y el mundo guiado por Fidel Castro, un líder de excepción, revolucionario, honesto, vertical, carismático, orador extraordinario, culto, intelectual, amante de su pueblo hasta el extremo más inimaginable, al que el imperialismo norteamericano intentó en vano derrotar y asesinar en incontables ocasiones.
El pueblo cubano, digno y puro, ha sido educado y formado por la revolución que lo sacó del ostracismo, del miedo, de la ignorancia y de las injusticias en que vivió durante siglos. De no ser por los sabotajes, los actos de terrorismo en su contra, la invasión de Bahía de Cochinos y el bloqueo económico, político y cultural, Cuba fuera hoy una potencia en todos los órdenes, sin nada que envidiarle a Singapur, Corea, Taiwán, incluso China Continental; superaría a los propios Estados Unidos, Canadá, Francia, Inglaterra, Italia y Rusia.
El embargo de Estados Unidos a Cuba ha impedido su crecimiento y desarrollo, debido a los niveles de dependencia del país caribeño con el coloso del norte.
Para 1959 el 73% de las exportaciones se realizaban hacia territorio estadounidense y el 70% de las importaciones. Es decir, Cuba dependía totalmente de Estados Unidos. El bloqueo fue, pues, una puñalada en el corazón de la economía cubana. Para sobrevivir a la situación planteada por el imperio, había que tener coraje, disciplina, espíritu patriótico y revolucionario, que fue resumido por fidel con la famosa expresión: ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos! Como dijera Silvio Rodríguez: “Vivo en un país libre, cual solamente puede ser libre, en esta tierra y en este instante, y soy feliz porque soy gigante…”
El bloqueo, asesino y criminal, le ha costado al pueblo cubano en más de 60 años, un billón 400 mil dólares, según algunos cálculos conservadores. Con ese dinero, bien manejado, sin dispendio ni corrupción, con transparencia absoluta, Cuba fuera hoy, lo repito, más que “la Suiza” de América.
A pesar de los pesares, de todos los intentos por hacer fracasar la revolución, Cuba sigue libre, desafiando la vastedad del tiempo, sobreponiéndose a la muerte de Fidel y los demás lideres que desembarcaron en el Granma procedente de México.
La primera y más acertada medida de la revolución fue educar al pueblo, sacarlo de la miseria espiritual. En tan solo un año, la revolución alfabetizó a toda su población. Cuba fue, el primer país de América libre de analfabetismo, según reconoció las Naciones Unidas.
La enseñanza secundaria abarca casi el 100 por ciento, en tanto que en el resto de los países de la región es de un 52%. Para el 2024 Cuba tenía una población universitaria que sobrepasaba los 500 mil. El cien por ciento de los niños cubanos asisten a las escuelas.
En la Cuba socialista la Salud y la Educación es gratuita.
Al triunfo de la revolución, recordaba Fidel, solo había seis mil médicos, tres mil se fueron al exilio quedando solo tres mil en todo el país. La cantidad de profesionales de la salud supera, por mucho, las cifras de la mayoría de los países del mundo.
Cuba fue el único país de América Latina en producir, con recursos propios, no una, sino cuatro vacunas para combatir el SIDA, inoculando a toda su población y contribuyendo con otras naciones.
Se estima que 54 millones de latinoamericanos padecen hambre y desnutrición. Ninguno es cubano. Hay cerca de 200 millones de niños en las calles del mundo. Ninguno es cubano.
En la isla no hay analfabetismo, contrario al promedio del hemisferio, que es de un 11%. En Cuba la mortalidad infantil de 6.2, por mil y de un 32 por mil en el resto de Latinoamérica. La esperanza de vida es de casi 77 años y de 70 en el resto del área.
A pesar de la millonaria campaña publicitaria y propagandística en contra del régimen cubano que hoy preside Miguel Díaz-Canel el país se mantiene firme. La mayoría de los ciudadanos, conscientes, educados, jóvenes y adultos. Continúan defendiendo su revolución y los logros alcanzados.
La Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba, fundada por Fidel Castro en noviembre de 1999, que acoge estudiantes de 122 países de América, África, Asia y Oceanía, muchos de los cuales han sido distribuidos por todo el planeta en misiones humanitarias totalmente gratuitas. La Revolución ha especializado a cientos de miles de médicos, para médicos, enfermeras, etc. Marcando un hito.
Una hazaña única, histórica, que marcó un antes y un después, que ha servido para consolidar la revolución y el socialismo en Cuba. En toda la isla hoy no hay analfabetismo, contrario al promedio del hemisferio, que es de un 11%. En Cuba la mortalidad infantil de 6.2, por mil y de un 32 por mil en el resto de Latinoamérica. La esperanza de vida es de casi 77 años y de 70 en el resto del área.
En Cuba hay problemas, ¡claro que los hay! Hay pobreza, marginalidad, apagones, escasez, entre otros males, pero no tan graves, ni tan profundos como los del resto de los países del área donde la pobreza, la marginalidad, el hambre, la ignorancia, la desigualdad y las injusticias azotan a su población.
A los enajenados mentales, descerebrados, adoctrinados en contra del régimen cubano, que sólo escuchan las voces de los imperialistas Yanques, a través de sus poderosos medios de comunicación, les digo: “como el socialismo es tan malo y pernicioso, promuevan que Estados Unidos elimine el bloqueo, que acoja la resolución reiterada de la ONU, de eliminar, de una vez y por todas, el bloqueo económico, que apruebe el desbloqueo, que le permita a Cuba ser Cuba, para que siga haciendo “camino al andar”.
El bloqueo contra Cuba fracasó. No tiene sentido. ¡De hecho nunca lo tuvo! El pueblo cubano no se rinde. Su dignidad no está en venta. ¡Patria o muere!