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Banco Popular

Luis González Fabra

Altice

(Dedicado a José Miguel German)

Bani es un pueblo de gente trabajadora. Tiene una tradición de sociedad organizada y cuidadosa de su comunidad y sus tradiciones. Tierra de los chuines y la zarandunga, del bolero con ternura y el merengue con sabor banilejo.

De su territorio de 785.2 kilómetros cuadrados  equivalentes a   un millón 248 mil tareas  667 mil sol planas, o sea tierra llana.

Con excelentes condiciones  para producir abundantes frutos agrícolas  y a solo 60 kilómetros del gran Santo Domingo que es el principal mercado  de consumo del país, no tiene agua  suficiente para convertirse en una potencia  nacional en la producción de alimentos.

En su reciente libro  “Sin Quinta Pata” el  agrónomo Eligio Jáquez  se refiere a este caso de la siguiente manera: “es un caso increíble que teniendo Peravia  al rio Nizao que atraviesa su geografía  de norte a sur no cuente con el agua para mojar sus sedientas tierras y generar empleos, estabilidad y bienestar a su población”.

Un pueblo pacífico y comprensivo Bani ha visto como una parte del caudal del rio Nizao es desviado para surtir los acueductos de San Cristóbal y Santo Domingo y dar así servicio de agua para consumo doméstico a  una parte de los habitantes de esas localidades.

Todas las ilusiones y esperanzas que tenía Bani con la presa de Valdesia, construida en 1976 en uno de los gobiernos de Joaquín Balaguer,  se las llevo el viento cuando por alguna decisión  “de arriba” le sustrajeron a la presa 140 millones de galones de agua diarios  para consumo de los capitaleños y sancristobalenses.

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En tiempos de fuertes sequias, que ocurren cíclicamente, los banilejos ven perderse sus cosechas por carecer de agua para regar sus tierras. Así ha ocurrido en añosrecientes.

Si  a la capital y San Cristóbal le buscaran otra fuente de agua potable para sus necesidades domésticas, los productores de Bani tendrían agua suficiente para sus siembras y su producción seria el doble o el triple de la actual.

Con los campos de Bani  produciendo en abundancia se generarían miles de empleos  y no habría necesidad de que tantos jóvenes migraran a la ciudad a buscárselas como puedan cayendo muchos de ellos en manos del micro tráfico de drogas.

Los banilejos de repente se dieron cuenta de que  están rodeados de “puntos de drogas” y que estos funcionan como empresas con empleados y delegados  barriales y sectoriales.

Para que se produjera el despertar de Bani ante la realidad del comercio de drogas narcóticas que le agobia  tuvo que morir un coronel de la policía. Esa muerte lamentable hizo a la gente levantar la cabeza y darse cuenta  que estaban rodeados de un negocio funesto y dañino para el crecimiento y desarrollo de una familia decente.

Las manifestaciones de las organizaciones comunitarias de Bani han sido  pacificas pero enérgicas. Y el mensaje debe ser recogido por las autoridades.

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Pero no se trata solo de caerle atrás al micro tráfico con policías y perros amaestrados, esto está bien, pero lo más importantes es poner a Bani en condiciones  de generar empleos para su juventud y  poner en practica planes y programas   para que toda su capacidad productiva en la agropecuaria se maximice.

Y para eso, en primer lugar,  hay que  devolverle el agua al sistema de riego de Peravia. Ese sistema trabajando a plena capacidad, con un volumen de agua adecuado, es una garantía de desarrollo y progreso  para toda la provincia.

La represión es un método policial y tiene efectos inmediatos, pero está muy lejos de ser la solución al tema de la comercialización  de la droga en nuestros pueblos y ciudades.

Más temprano  que tarde  los dueños del negocio se reorganizan y como manejan grandes volúmenes de dinero tienen poca dificultad en reclutar jóvenes desempleados y autoridades uniformadas,  de todos los rangos,  deseosas de aumentar sus ingresos.

En Bani la real y verdadera solución está en la creación de oportunidades para que los jóvenes y los no tan jóvenes encuentran un nicho de trabajo donde producir para   tener ingresos  que les permitan vivir en condiciones de dignidad. Y eso se consigue potencializando la agricultura  para consumo local y  para la exportación, de Peravia

Y se puede hacer!

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