Por José Armando Toribio
Se ha comentado anteriormente la importancia para la armonía familiar, el orden y la organización económica saludable: el hacer un testamento y mantenerlo actualizado. Esto se debe, lamentablemente, a que a la hora de que alguien fallece surgen emociones, ambiciones, deseos que no están en sincronía con la paz, la generosidad o la solidaridad familiar.
Pero es increíble que uno de los principales motivos de disputas familiares aparezca a la hora de tramitar una herencia. Durante el proceso de heredar las distintas partes que puedan haber están obligadas a entenderse, negociar y decidir. Si esto no se produce, deberíamos acudir ya ante los tribunales para poder poner orden. Pero siempre es más recomendable tomar otras alternativas.
Los conflictos familiares sobre herencias son los más comunes y algunas veces los más complicados, ya que se mezclan los sentimientos con la razón de cada persona.
No puede ser posible que hoy en día la herencia familiar esté dividiendo a la familia, que hasta muertes han ocurrido en los últimos tiempos en el país, es algo que avergüenza y demerita a la sociedad.
Expertos psicólogos en el tema afirman que no suele ser directamente el tema económico el que produzca las tensiones familiares. En algunas ocasiones, las disputas se generan (a pesar de haber testamento) porque no se considera justa la repartición de los bienes.
Hay casos donde algunos hijos o familiares no cuidaron en vida de la persona fallecida como lo hicieron otros y por lo tanto reclaman que deben recibir una parte más significativa que el resto. Otros, reclaman que los demás herederos no tenían una relación tan cercana o que estuvieron mucho tiempo lejos o en casos más extremos, comentan que otro de los herederos ha obligado o influenciado a la persona al momento de redactar el testamento para beneficiarse.
En fin, pueden existir muchas situaciones y cada heredero defenderá su postura con distintas razones, sin embargo, no todas serán válidas.
Lo más importante es que este proceso esté de la mano del diálogo y en caso de que el nivel de conflictividad sea alto, consultar a un psicólogo familiar, para ayudar a separar los asuntos de herencia con los problemas familiares. El principal factor de protección para una familia es la capacidad de esta a adaptarse a los cambios y amoldar su estructura ante las pérdidas, las herramientas necesarias para que esto ocurra se pueden trabajar en terapia.