Marileidy Paulino ha conseguido la plata olímpica. Y ha presentado en los Olímpicos de Tokio una de las participaciones más excitantes que ha conocido República Dominicana en los últimos años.
Ella es la plata del 4×400, la carrera de relevo que le dio al país su segunda presea en esta justa pero también la sensación del momento en el deporte nacional. Y sí, también la sorpresa. La más agradable de todas. Otra plata.
La atleta ganó sobrada su primera eliminatoria: llegó en primer lugar en su grupo con un tiempo oficial de 50.06 segundos. Fue el lunes 2 de agosto cuando golpeó fuerte y avisó de su presencia. Y de sus intenciones aventajando a la estadounidense Wadeline Jonathas (50.93 segundos) y a la holandesa Lieke Klaver (51.37).
El miércoles 4 de agosto vino su segundo gran aviso: volvió a ser líder con tiempo 49.38, siendo el segundo lugar entre los mejores ocho tiempos registrados en las tres semifinales que se celebraron ese día.
La espigada atleta, nativa de Don Gregorio, en Peravia, se adueñó de los 400 metros lisos en Tokio, Japón, donde se celebran las presentes Olimpiadas.
Bravo! Gracias #marileidy por poner en alto tu país. Y contigo a cada atleta que ha dado su alma en #Tokio2020 .♥️🇩🇴 https://t.co/TeZcBIVRCC
— Raquel Arbaje (@raquelarbaje) August 6, 2021
Llegó a tierra nipona con una promesa en firme a su madre, Anatalia Paulino, de 52 años. Le prometió que le llevaría una medalla de los juegos para construirle su casa en Don Gregorio, Nizao, donde vive con el resto de sus hermanos.
Esa promesa ya la había cumplido cuando subió a la pista con otros tres colegas dominicanos y se alzó con la plata en el relevo a 4 por 400 metros. Pero había más. Un poco más guardado para el final de los mejores juegos que ha tenido República Dominicana.
Marileidy Paulino es una portentosa atleta banileja de 24 años de edad. Es cabo de la Fuerza Área Dominicana y la número 5 de una familia de 6 hermanos; tres hembras y tres varones.
Su camino hasta estos Olímpicos comenzó hace 5 años, relata su madre Anatalia al Listín. “Su muchacha”, entrenaba con gran entusiasmo y determinación porque tenía dos metas claras: darle una medalla de oro al país “y hacerte tu casa, mamá”.
El humilde hogar en el que reside está en la calle La Mina de Don Gregorio. Esa casa está decorada con decenas de trofeos y medallas que viene ganando desde que competía en los juegos escolares en el área de educación física, en su escuela y su comunidad, así como deportista de la Fuerza Área.