Vía Contraria
La gestión de riesgos de comunicación es cada vez más difícil para las personas físicas y jurídicas, teniendo en cuenta los violentos cambios de paradigmas que, de la mano de la internet, la conectividad creciente, el acceso relativamente barato a las tecnologías y los nuevos medios, han posibilitado el surgimiento de plataformas de contenidos noticiosos y de opinión sobre las que hay muchos estudios pendientes.
Instalar una estructura de mediación del lenguaje a lo tradicional -expresada en modelos impresos, radiofónicos y televisivos- es un ejercicio intensivo en capital para adquirir rotativas, papel, tinta, flotillas de distribución y otros componentes fabriles, además de la inversión inmobiliaria y la contratación de una plantilla de profesionales.
También requiere muchos recursos contar con transmisores fijos y móviles, equipos audiovisuales, permisología estatal, apoyo técnico eléctrico y unidades de generación de emergencia. Todos los factores antes mencionados hacían del periodismo una industria ineficiente en términos de costos, solo sostenible por el respaldo financiero de otras actividades económicas rentables del ramal corporativo o del rédito político que deparaba el control del estado de opinión.
La configuración de los costos de la industria tradicional de medios es el elemento causal de los históricos bajos salarios de los periodistas, de la precariedad en ciertos servicios inherentes a la búsqueda de las noticias, como transporte, telecomunicaciones, mobiliarios, equipos de computación y otros.
Es increíble el tamaño de la inversión que se requería en el pasado para contar con un medio que llegara a 100 mil personas, un alcance considerado extraordinario, mientras que hoy en día canales de noticias, comentarios, chismes, revelaciones, memes y otros subgéneros de la nueva comunicación, llegan a millones de suscriptores.
En estos formatos, los públicos a quienes van los contenidos no solo se pueden segmentar, sino que “las vistas” del contenido se verifican con inteligencia artificial, generando un proceso de auditoría inequívoco. Unido esto a su relativo bajo costo de inversión y de operación, los llamados nuevos medios o medios emergentes están golpeando a los tradicionales en alcance. El próximo derribo viene por la publicidad.
Administrar los riesgos de reputación y proteger los intangibles en plataformas informativas indómitas, sin interlocutores válidos, sin noción de la deontología del periodismo, anclados en el espectáculo y el sensacionalismo a ultranza, es un terrible desafío, latente, cambiante. Lo explicaremos en otra entrega.
Por Víctor Bautista
@ViktorBautista