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Fue del mismo lugar y con la misma procesión. Aquél triple que a falta de 3:03 minutos para terminar el juego servía para sacar una ventaja de 8 puntos, se repetía inexorablemente para darle el triunfo a los Lakers. Justo frente a la banca de su rival. Anthony Davis demostró en ese lapso que la ropa de superhéroe no le quedó grande, aunque en la cancha estuviera un tal LeBron James.

Altice

Los Lakers estuvieron a nada (mejor dicho a 2.1 segundos) de empatar la serie, pero AD tenía otros planes.

El juego nos regaló un final apasionante en los últimos 3:03 minutos. Con un Nikola Jokic metiéndole un parcial de 11-2 a los Lakers en 2 minutos y 43 segundos que parecían lapidarios. Sin embargo, los 10 puntos consecutivos de Davis en los últimos 5 minutos del partido, fueron los que terminaron decidiendo el juego.

Los Lakers están acostumbrados a ver noches históricas y épicas decididas en el ultimo tiro. En el juego 4 de las Finales de Conferencia del 2002, Robert Horry clavó un triplazo para ganar ante Sacramento y empatar la serie a dos. Un par de años más tarde, en el juego 5 de las semifinals de conferencia Derek Fisher clavaba una daga con 0.4 segundos en el corazón de San Antonio para quebrar anímicamente a los Spurs. Y en la primera ronda del 2006, en un cuarto juego, era Kobe Bryant quien le daba el triunfo ante los Suns en un tiempo suplementario.

Jornadas épicas las tres. Como la de este domingo 20 de septiembre. Anthony Davis se codea con los nombres ilustres del clutch time, o de “la chiquita” si lo prefieren. Su nombre, desde hoy, quedará grabado a fuego en la memoria de los fanáticos del equipo angelino.

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El primer tiempo lo encontró en el lado oscuro de la una: apenas 9 puntos con una planilla de 3-10 intentos, pero en la segunda mitad volvió a convertirse en el guía de su equipo, convirtiendo 8 de sus 13 intentos incluyendo los últimos dos triples de su equipo, sumando un total de 9 rebotes y repartiendo 4 asistencias en el juego, con planilla perfecto en tiros libres sin errar ninguno de sus 7 intentos. Casi nada.


Pero que mejor manera de hacerlo que vistiendo el uniforme conocido como el “Mamba Jersey” que lleva el número dos marcado en un corazón y un KB para homenajear a Kobe y Giggi. “Queremos encarnar lo que Kobe Bryant representó y honrar su memoria… ese es un tiro que Kobe Bryant acertaría. AD volando hacia el ala de esa manera, atrapar y disparar en el momento más importante de la temporada, y que la pelota solo toque la red? Ese es un tiro del Black Mamba” dijo Frank Vogel, el entrenador de los Lakers al final del juego.

Lamentablemente, y a diferencia de aquellas canastas heroicas, faltó la gente para que el estadio explotara en un grito eterno. Pero vastó la algarabía de sus compañeros y cuerpo técnico para que se entendiera que se estaba viviendo un momento único en su carrera. “Desearía que estuviéramos jugando en el Staples Center… Extrañamos tanto a nuestros fanáticos … Probablemente hubiera volado el techo”, dijo con acierto LeBron James. Pero si bien el estadio no explotó, si lo hicieron las redes sociales. “San Antonio Davis” calificó un fanático el triplazo de AD. “El secuestrador de sueños”, lo bautizo en Twitter nuestro Sebastián Martínez Christensen

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“Quiero asumir responsabilidades, tomar tiros… es parte del legado. Yo quiero tomar ese tipo de lanzamientos, quiero ser el encargado de realizar la jugada para ganar los juego” dijo Davis. Aunque inmediatamente se acordó del equipo para mencionar que nunca queremos perder cuando vestimos los “Mamba Jerseys”. Dicho sea de paso, los Lakers están 3-0 en estos playoffs vistiendo ese uniforme.

Si hoy los Lakers lideran la serie 2-0 ante Denver, hay que encontrar el principal motive en el jugador que viste el número 3. En el primer juego fueron 37 puntos y 10 rebotes. En el segundo 31 y 9. Pero más allá de las estadísticas, Davis demostró que no le pesa el uniforme que a otros le queda grande, que no lo asustan los caminos desconocidos, sino que por el contrario, lo invitan a explorar territorios desconocidos como una Final de Conferencia y, por que no, unas Finales de la NBA.

En la conferencia de prensa admitió que en plena celebración después de anotar el el triple ganador, gritó con fuerza el nombre de Kobe.

Seguramente, en algún lugar del cielo, el eterno Black Mamba estará sonriendo y festejando un triunfo como los que él supo regalarle a los Lakers durante su paso por este planeta.

Por Marcelo Bousquets I ESPN Digital

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