Por Franklin Rosa
Uno de los aspectos que hemos considerado de manera sistemática en los artículos que hemos publicado sobre la pandemia ha sido la ausencia del liderazgo presidencial, como jefe de Estado, el presidente Danilo Medina, debió de erigirse en el Presidente de todos los dominicanos y haber convocado a todas las fuerzas vivas de la nación a enfrentar la pandemia con una movilización social total, inclusiva, porque es una consigna histórica que solo el pueblo salva al pueblo.
La actitud del presidente Danilo Medina de no convocar al dialogo con las fuerzas vivas de la nación para consensual las políticas de contención y mitigación de la pandemia y excluir sectores como CMD, la UASD, Universidades Privadas, Clínicas Privadas, Asociaciones y Sindicatos de la Salud, fue un grave error y lo magnifico cuando politizó esta situación al pasarle el protagonismo al candidato oficial Gonzalo Castillo.
Desde la aplicación del Estado de Emergencia y la Cuarentena el 19 de marzo, han transcurrido 5 meses, el presidente Danilo Medina solamente salió a la luz pública, una sola vez, a un acto político de su partido, volvió a desaparecer, para luego salir, a inaugurar las obras civiles de algunos proyectos, pendientes de inauguración, en ningún momento volvió a referirse a los estragos de la pandemia.
En el ínterin de estos 5 meses el Ministro de Salud, fue detrás de la pandemia, copilando los numeritos trágicos y funestos de esta gran tragedia, nunca tomó la iniciativa de convocar las instituciones y expertos en la materia para consensual una política de contención y mitigación, fue manejando la grave situación, como un sistema de salud colapsado, donde rebotaban el 75% de los pacientes contagiados activos, para enviarlo a aislamiento domiciliario, sin asistencia médica, sin un kit de medicamentos para su tratamiento. La desidia y la incompetencia de las autoridades fue tal que a los cinco meses fue que se tomo la disposición del uso obligatorio de las mascarillas; esta fue la gran iniciativa que tomo el Sr. Ministro.
Es obvio y público que en el trayecto más crítico que hemos vivido con esta pandemia no tuvimos presidente ni líder que convocara al pueblo y sus instituciones a enfrentar todos juntos, unidos, la más grande tragedia de la humanidad y de muestra historia contemporánea.
El presidente Luis Abinader en su discurso solemne de juramentación en el Congreso Nacional convocó, a toda la nación dominicana y sus instituciones, a un diálogo para consensual política, y puso la salud del pueblo como prioridad de su gobierno, confirmó de manera firme y decidida que tomará medidas excepcionales para salvar la vida y se comprometió de manera solemne: “Nadie va a quedar desatendido ni abandonado a su suerte porque de esta crisis vamos a salir, todos y juntos “.
Siguiendo la tradición de la elección del Papa en el Vaticano del humo blanco de la Fumata, podemos los dominicanos decir:
HUMO BLANCO, ¡TENEMOS PRESIDENTE!
El compromiso, por los cambios urgentes y los cambios irreversibles que necesita la sociedad dominicana, que ha hecho el presidente Luis Abinader, nos indica que está en plena capacidad de ser el líder y el Presidente de todos los dominicanos y que tendrá la actitud de no prestarse a ser carne de cañón en esta nueva Guerra Fría que se inicia entre las potencias hegemónicas y no se prestará a agredir a ningún pueblo hermano de Latinoamérica y el Caribe.
Esperamos que mantenga en alto y con dignidad la defensa de nuestra independencia y soberanía, y los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos.