El aspirante demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, ha elegido este martes a su exrival en las primarias Kamala Harris para completar su candidatura presidencial. Así, la senadora por California, de 55 años, de padre jamaicano y madre india, se ha convertido en la tercera mujer en la historia (después de la demócrata Geraldine Ferraro en 1984 y la republicana Sarah Palin en 2008), y la primera mujer negra, en completar un ticket. Si los demócratas ganan las elecciones de noviembre, será la primera mujer vicepresidenta de la historia. Pragmática e ideológicamente moderada, la senadora proporcionará a la candidatura demócrata, además de una historia personal inspiradora, un estilo de campaña más combativo que el que caracteriza al candidato a presidente.
No es el primer techo de cristal que rompería Harris, que ya en 2011 se convirtió en la primera mujer fiscal general de California. Seis años después llegó a ser la segunda mujer negra elegida para la Cámara alta, y sus duras intervenciones en los primeros compases de la Administración Trump no tardaron en hacer de ella una figura conocida a nivel nacional.
“Tengo el gran honor de anunciar que he escogido a Kamala Harris, una valiente luchadora que ha defendido a los pequeños, y una de las servidoras públicas más excelentes del país, como mi compañera de candidatura”, ha dicho Biden en un hilo de tuits.
Biden ha recordado que su hijo Beau, fallecido de cáncer en 2015, “trabajó de manera muy cercana” con Harris cuando ambos eran fiscales generales (Beau Biden lo fue de Delaware). “Vi cómo se enfrentaron a los grandes bancos, apoyaron a la gente trabajadora y protegieron a las mujeres y a los niños del abuso. Estuve orgulloso entonces, y estoy orgulloso ahora de tenerla como mi compañera en esta campaña”, ha dicho.
“Joe Biden puede unir al pueblo estadounidense porque ha pasado su vida luchando por nosotros”, ha tuiteado Harris, que ya ha ilustrado su perfil en la red social con el logo de campaña con su nombre bajo el de Biden. “Me siento honrada de unirme a él como nominada a vicepresidenta por nuestro partido, y de hacer lo que haga falta para hacer de él nuestro comandante en jefe”, ha añadido.
Harris entró en enero del año pasado en las primarias demócratas. Partió como uno de los nombres más conocidos. La senadora, procedente de un bastión demócrata como California, portaba un sólido bagaje para una carrera presidencial. Trató de mantener una delicada equidistancia entre el sector centrista y el izquierdista. Tuvo momentos memorables, el principal de los cuales, irónicamente, fue un furibundo ataque a quien entonces era su principal rival en el sector moderado y hoy es el hombre que la ha elegido para convertirla en vicepresidenta: Harris acorraló a Biden en un debate televisivo por sus opiniones sobre la segregación escolar décadas atrás. Habló Harris de una niña que se benefició del programa que acabó con la segregación en los autobuses escolares públicos. “Esa niña era yo”, dijo.
Pero nunca logró Harris, en las primarias, mantener las primeras posiciones en las encuestas y la recaudación de fondos se le fue complicando, hasta que decidió tirar la toalla y retirarse de la superpoblada carrera a principios de diciembre, cuando ocupaba el sexto lugar en los sondeos, con un 3,4% de los apoyos. El 8 de marzo, daba su apoyo a Biden.